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Palacio de Sanssouci en Potsdam

Publicado por A. Cerra

Palacio de Sanssouci

El Palacio de Sanssouci en la ciudad alemana de Potsdam se construyó entre los años 1745 y 1747 por orden de Federico II el Grande, el rey prusiano, que concibió este lugar como su retiro de los problemas de la corte que tenía que atender en Berlín, capital de Prusia y que distan apenas 30 kilómetros de Potsdam.

Además también fue su refugio tras separarse de su esposa Isabel Cristina Brunswick Bevern. Así que encargó al arquitecto Georg Wenzesalaus von Knobelsdorff un palacio a su gusto más personal. En cuanto a la estética, el estilo que eligieron fue el Rococó, el estilo aristocrático por excelencia de la época. Si bien, por el carácter del rey Federico el Grande se optó por la vertiente más comedida del arte rococó, manteniendo su inconfundible espíritu ornamental, sus típicos colores y las formas suaves, pero rechazando las excentricidades y extravagancias que llegaron a caracterizar las obras del Rococó en la parte más oriental de Europa.

La elegancia del Palacio de Sanssouci es evidente y también su monumentalidad, tanto que se le ha llamado alguna vez el Versalles alemán. Si bien las dimensiones no tienen nada que ver. Mientras el palacio francés es gigantesco, el levantado en Potsdam es más bien pequeño. Sobre todo tal y como lo concibieron el rey y su arquitecto, ya que es un palacete con un espacio central cupulado y dos alas laterales en las que se disponen muy pocas habitaciones principales, las cuales se reparten en una única planta.

Y es que el rey precisamente quería huir aquí de los trajines de la corte y de los más estrictos protocolos. Incluso el nombre del palacio da idea sobre ese objetivo, ya que Sanssouci es una denominación inspirada en el francés y significaría “sin preocupaciones”. Lo que él quería era disfrutar de sus aficiones intelectuales, en especial la música y la literatura, y atraer hasta ahí a personalidades que le fascinaban, como por ejemplo el escritor Voltaire que acudió en numerosas ocasiones al palacio para charlar con el rey prusiano.

Además también era un lugar para gozar del aire libre, por ello una parte muy importante de la construcción fueron los jardines que rodean el palacio. Unos jardines que mezclan las influencias inglesas y francesas, y cuya imagen más emblemática es el aterrazamiento de varias alturas que conduce al edificio donde hay viñas y parterres florales.

En todo ese espacio se construyeron diversos pabellones, glorietas y fuentes para el disfrute del monarca y sus invitados. Todo con un estilo muy personal. Tanto que él llegó a decir que Sanssouci debería desaparecer tras su muerte. Aunque por fortuna y tras alguna que otra restauración y diversos añadidos posteriores, hoy perdura en pie.