Palacio del Té, Giulio Romano
El Palacio del Té es una villa suburbana construida en el siglo XVI por el artista italiano Giulio Pippi, más conocido con el sobrenombre de Giulio Romano (1499 – 1546). Éste fue un afamado pintor, decorador y arquitecto que comenzó su carrera como aprendiz en el taller de Rafael de Sanzio; junto con el de Urbino, un jovencísimo Giulio Romano trabajó en la decoración o construcción de importantísimas obras. A la muerte de su maestro el artista concluyó algunos de los encargos que aún le quedaron inconclusos a Rafael, gestándose así su propia corte de comitentes y clientela dentro de las esferas más poderosas de Roma.
Precisamente en la ciudad de Roma realizó sus primeros trabajos como arquitecto independiente, pero su obra más importante fue realizada en Mantua, el conocido como Palacio de Té. Esta villa de recreo fue construida entre 1524 y 1534 por encargo del duque de Mantua, Federico II Gonzaga; durante el Cinquecento este tipo de edificaciones fueron muy populares, y en ellas se establecía una conjunción entre los espacios naturales propios de las villas de recreo con la cercanía a la ciudad de los palacios urbanos.
El arquitecto romano diseñó para el Palacio del Té un espacio de planta cuadrada con dos pisos de altura, de ellos y al contrario de lo que se venía haciendo hasta ahora la planta noble es la inferior, quizás como una proyección de la villa hacia los jardines del exterior. En el interior el palacio se distribuye en torno a un patio, cortile, en él se combinan los motivos arquitectónicos clasicistas –como el almohadillado rústico- con decoraciones pictóricas, de yesos y spezzato, un motivo decorativo que combinaba las manchas de pintura con pedazos de escayola.
Las fachadas del exterior no son exactamente iguales, en ellas los intercolumnios adquieren distintas medidas teniendo en cuenta las deformaciones ópticas del ojo del espectador. Especial atención merecen las logias, una reinterpretación de los arcos serlianos que Giulio Romano utilizó para vincular el espacio interior de la villa con los magníficos jardines. Éstos adquieren una especial relevancia y en todo el perímetro se encuentra una columnata de forma ovalada conocida como “Esedra”.
La arquitectura en sí estuvo terminada en un plazo de dieciocho meses pero los trabajos de decoración fueron más dilatados en el tiempo. Cada espacio y elemento constructivo fue decorado con frescos, yesos o frescos; en la obra participaron, siempre bajo la supervisión de Giulio Romano, alguno de los decoradores más importantes de la época como Mantovano. En la decoración de la villa se entremezclaban distintas escenas mitológicas con grutescos y formas naturales y geométricas. Especial atención merece el fresco de La caída de los gigantes realizado por el propio Giulio Romano.
A lo largo del XVII el palacio resultó fuertemente dañado, Mantua fue sometida a numerosos saqueos y esta magnífica obra de arte perdió parte de sus espléndidas decoraciones. Actualmente el palacio ha sido restaurado recuperando parte de su esplendor; hoy alberga exposiciones y arte y el Museo Civico de Palazzo Te.