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Palacio Infantado, Guadalajara

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Palacio del Infantado de la ciudad española de Guadalajara es una de las muestras más representativas de la convivencia de estilo e influencias artísticas que habitaron en la Península Ibérica. Levantado en el Siglo XV por el Segundo Duque del Infantado y Declarado Bien de Interés Cultural en 1914, el palacio es en la actualidad uno de los monumentos más destacados del primer Renacimiento español.

El edificio fue mandado construir en la segunda mitas del siglo XV, en torno al año 1480, por Don Iñigo López de Mendoza y Luna, segundo Duque del Infantado en el mismo lugar donde su padre había levantado un señorío familiar algunos años antes. En este sentido debemos esta construcción como el deseo del duque de destacar y consolidar la fama y el poder de su familia. Las obras fueron encomendadas al arquitecto francés Juan Guas (1430 – 1496) uno de los arquitectos más destacados del conocido estilo gótico toledano en el que se entremezclan los últimos ecos de la estética gótica con la nueva concepción artística del renacimiento. Las obras se llevaron a cabo con gran premura y tan sólo tres años después de su inicio el palacio ya contaba con fachada y patio y para finales de siglo la obra estaba completamente terminada.

En la actualidad no podemos observar el trabajo original de Guas ya que en el siglo siguiente, hacia 1569, el Quinto Duque del Infantado llevó a cabo una serie de reformas arquitectónicas que pretendían otorgar al conjunto palaciego de un carácter más renacentista a imitación del Conjunto del Escorial que Felipe II había encargado a Juan Bautista de Toledo y posteriormente a Juan de Herrera.

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La fachada principal es una de las partes más destacadas del palacio. Se trata de una fachada con claras influencias moriscas que nos hablan del pasado musulmán que tanto influyó en el arte hispano; la puerta de acceso se encuentra descentrada dando acceso directo al patio del palacio. Mientras la puerta principal aparece flanqueada por gruesas columnas y múltiples elementos heráldicos, el resto de la fachada se ha decorado con puntas de diamante. En esta zona, se abrieron múltiples vanos en la remodelación posterior, destacando especialmente la crestería que remata la fachada y cuyas ventanas iluminan la biblioteca decorada en estilo renacentista.

Por otra parte, debemos destacar el patio del palacio conocido como Patio de los Leones. Se trata de un patio rectangular con dos pisos que vertebra el conjunto palaciego. Los arcos de las galerías son conopiales mixtilíneos en el piso inferior y más complicados aún en el superior con nuevos entrantes y salientes. Por su parte las columnas que sustentan las arcadas con columnas simples de orden dórico que pasan desapercibidas debido a la recargada decoración del patio en la que se han combinado múltiples elementos heráldicos como los escudos de las familias Mendoza y Luna.

En los alrededores del palacio lucían espléndidos jardines que también fueron evolucionando junto con el conjunto palaciego y una plaza situada frente a la puerta de entrada que en la actualidad se ha perdido.