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Palacio Santa Cruz en Madrid, Juan Gómez de Mora

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Palacio de Santa Cruz de Madrid es una de las obras más destacadas del conocido como Madrid de los Austrias, es decir, la zona de la capital española que pese a no corresponderse con ningún distrito, vinculaba el Madrid medieval y la progresiva expansión que llevaron a cabo los monarcas de la Casa de los Austrias. Las mayores aportaciones urbanísticas en la capital fueron realizadas por los monarcas Carlos I y Felipe II, sin embargo sus sucesores también participaron de la remodelación de la ciudad y muestra de ello es la obra que aquí comentamos y que se conoce como Palacio de Santa Cruz.

Los monarcas del periodo barroco comprendieron que su poder no solo quedaba reflejado en su vivienda sino en la ciudad desde la que gobernaban y por ello trabajaron en la mejora de las mismas, ya que eran un símbolo más de su poder y prestigio.

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El Palacio de Santa Cruz fue construido entre 1621 y 1665 por orden del rey Felipe IV de Austria; éste debía de servir a modo de Palacio de Justicia – Sala de Alcaldes y Señores de la Corte- y como cárcel. Desde el emblemático edificio se garantizaba la legalidad y seguridad de toda la urbe madrileña.

Como no, tan ilustre obra de arquitectura tan solo podía ser encargada a uno de los arquitectos más representativos del barroco madrileño, Juan Gómez de Mora (1586 – 1648). Gómez de Mora pertenecía a una familia de artistas, su padre fue pintor de cámara del abuelo de Felipe IV, el ilustre Felipe II y su sobrino también sería un reconocido arquitecto, Francisco de Mora. El arquitecto no sólo se ocupaba de realizar las obras más destacables de la capital –diseñó la Plaza Mayor de Madrid o la Casa de la Villa- sino que también contó con una notable influencia en todo el país, tanto cultural como socialmente.

El Palacio de Santa Cruz cuenta con una planta rectangular y torres cuadrangulares adosadas a los lados; el diseño planteado por Gómez de Mora es audaz hasta tal punto que combina las formas de la tradición renacentista italiana con los legados de la arquitectura herreriana, véase la planimetría del palacio o los chapiteles de las torres.

En el interior el palacio se estructura en torno a dos patios cuadrados y dispuestos simétricamente que permiten tanto la distribución de las estancias como el acceso a ventilación y a luz natural. Por su parte la estructura exterior combina ladrillo rojo con piedra grisácea reservándose ésta para las esquinas laterales del edificio, los ventanales y la entrada principal. Ésta aparece como si de un retablo de piedra se tratase con dos pisos en los que los vanos rectangulares se separan por columnas y que se corona con un cuerpo retranqueado unido por aletones y frontón triangular para coronarlo.

El modelo que Juan Gómez de Mora incorpora en el Palacio de Santa Cruz será muy aplaudido por los arquitectos posteriores y tomado como un punto de referencia para futuras obras.