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Pirámide de Kukulkán

Publicado por Laura Prieto Fernández

La pirámide de Kukulkán, también bautizada por los colonos españoles como “El Castillo” tratando de equiparar esta arquitectura desconocida para ellos con sus propias construcciones, es sin lugar a dudas uno de los recintos más destacados de los restos arqueológicos de Chichén Itzá, en la península del Yucatán en México. Esta magnífica pirámide es un alarde de precisión arquitectónica pero además es el hecho probado de que la cultura maya fue una de las culturas más avanzadas de su época, con grandes conocimientos acerca de las matemáticas, la astronomía, el cálculo etc.

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Según los estudios realizados al respecto la obra debió ser levantada a lo largo del siglo XII d.C. En realidad, la famosa pirámide no debe a su fama a unas extraordinarias proporciones de hecho, otras pirámides situadas en Sudamérica o incluso la pirámide de Keops en Egipto poseen unas dimensiones mayores, lo que realmente hace especial a este conjunto arquitectónico son los espléndidos fenómenos lumínicos que en ella aparecen durante los equinoccios de primera y otoño y su estrecha relación con el calendario utilizado por los mayas.

Kukulkán es una pirámide de base cuadrangular con cincuenta y cinco metros de anchura y poco más de veinticuatro metros de altura. En cada una de sus cuatro caras, la pirámide presenta un total de noventa y un escalones que multiplicado por las cuatro caras de la pirámide hacen un total de trescientos sesenta y cuatro escalones más el templo con el que se encuentra rematado el conjunto son trescientos sesenta y cinco, el mismo número que aparece vinculado al calendario agrícola que utilizaban los mayas y que se componía de trescientos sesenta días regulares más cinco que ellos denominaban como nefastos.

Pero los mayas también utilizaron un calendario sagrado o calendario de Tzolkin que también se encuentra representado en El Castillo. En cada una de sus caras la pirámide presenta dieciocho basamentos –en realidad son nueve pero se encuentran divididos en dos por la escalinata- igual que los dieciocho uinales que establecía este calendario; las veinte almenas de la parte superior del templo coinciden con los veinte días que establece el calendario etc.

Pero el dominio de los mayas acerca del conocimiento astronómico se presenta en esta pirámide a través de un hecho aún más asombroso, durante los equinoccios de primavera y otoño, cuando los rayos del sol se proyectan en paralelo a la Tierra, la balaustrada de la escalera nornordeste proyecta paulatinamente la sombra de una serpiente que se conforma a través de distintos triángulos hasta alcanzar la base inferior de la balaustrada donde se encuentra esculpida la cabeza de una serpiente en honor al dios Kukulkán, este fenómeno es conocido en la actualidad como el descenso de la serpiente emplumada.

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En el interior de la pirámide se han encontrado diversas cámaras, algunas de ellas dedicadas al sacrificio de animales y otra se ha considerado como una especie de cámara mortuoria. Además en el interior se han hallado algunas esculturas de gran valor como la que representa un jaguar con piedras preciosas incrustadas.