Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla
Hoy en día, curiosamente muchos de los grandes proyectos arquitectónicos se crean para desarrollar enormes centros deportivos, culturales o de ocio. En realidad, no es algo muy moderno, ya que por todos es conocido el valor histórico y arquitectónico de monumentos como el Estadio Olímpico de la antigua Atenas o el famoso Coliseo de Roma. Pues bien, ese es un hecho que se repite a lo largo de la historia, y en cada país o civilización este tipo de arquitectura está íntimamente ligada con los usos y costumbres de cada lugar.
Es decir, en un país como España hay una arquitectura muy particular que se desarrolla para las plazas de toros. Y dentro de los cosos taurinos hispanos, sin duda alguna hay uno que destaca por su belleza, se trata de la Plaza de Toros de Sevilla, cuyo nombre completo es la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Este edificio a orillas del río Guadalquivir es uno de los más antiguos en su género. No obstante, en este mismo solar se han celebrado corridas de toros mucho antes de que estuviera esta plaza, y se sabe que inicialmente el recinto era de planta cuadrada.
Sin embargo, fue a mediados del siglo XVIII cuando las autoridades decidieron levantar una plaza circular y con el graderío de madera. No obstante, poco después se optó por hacerla ya en unos materiales más resistentes.
La decisión fue rápida, pero las obras no tanto, ya que se invirtieron cien años en su construcción, entre otras cosas porque durante unos años, el rey Carlos III en su intento de hacer llegar la Ilustración al país, se atrevió a prohibir las corridas de toros en España en 1786.
Para entonces la plaza ya estaba construida en una tercera parte, entre lo que se incluía su área más monumental que es la conocida como Puerta del Príncipe. Así que las obras se pararon y realmente no fue hasta 1881 cuando se puede decir que todo el recinto estaba acabado, y muy parecido a como se ve hoy en día, cuando tiene una capacidad de casi 13.000 aficionados, si bien se han ido haciendo reformas a lo largo del tiempo.
Desde el punto de vista de su estilo arquitectónico se puede decir que se trata de un edificio neobarroco, algo que no es del todo habitual en las plazas de toros españolas, ya que históricamente se ha optado por las formas neomudéjares, al recordar así un estilo únicamente español.
De todo el conjunto destaca la ya citada Puerta del Príncipe, así como la arquería continua de medio punto que sustenta el tejado del graderío. Y también es muy llamativo el color de todo el recinto a base blanco de la cal y el amarillo de la arena del ruedo. Un ruedo que puede parecer circular, pero que en realidad es un óvalo, lo cual quizás se deba a un desviación propia de las obras que se prolongan tanto en el tiempo.