Puerta de Todas las Naciones en Persépolis
Persépolis es el gran complejo arqueológico de Irán, un país de Oriente Medio donde por sí abundan los yacimientos arqueológicos. Pero sin duda el más impresionante y valioso es el de la antigua ciudad de Persépolis.
Una urbe que fundaría el gran Darío I hacia el año 512 a. C. y que llamaría “Ciudad de Persia”. Y desde ese año sería un lugar esplendoroso del Imperio Aqueménida hasta la llegada a estas tierras del griego Alejandro Magno que la arrasaría en el 330 a. C.
De ente todo ese conjunto hay varios elementos que llaman especialmente la atención y sin duda uno de ellos es la Puerta de Todas las Naciones. Un pórtico que fue levantado en tiempos del rey Jerjes I, aquel valeroso gobernante de los persas que se enfrentó tanto a los espartanos en la célebre Batalla de las Termópilas como a los atenienses en la Batalla de Salamina.
Pues bien aquel rey Jerjes quiso levantar este gran monumento en el que pudieran acogerse a todas las tierras y gentes que estaban bajo su mando. Es un lugar realmente espectacular, incluso estando en ruinas, y hay que imaginarse esta puerta con toda la solemnidad de la construcción, de manera que impactaría realmente en todo el que la atravesara.
No obstante, todavía se pueden contemplar unos enormes toros alados con cabeza humana que eran los guardianes de esta puerta. Al igual que se ven bajorrelieves en su parte baja. Mientras que sobre los leones alados (para algunos toros) se lee una inscripción cuneiforme en la que se pueden leer varias lenguas persa, babilonia y elamita, las principales del imperio, las siguientes frases: