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Ruinas de Anjar

Publicado por A. Cerra

Conjunto de Anjar

Las ruinas de la antigua ciudad de Anjar, también conocida como Haouch Moussa, son uno de los yacimientos arqueológicos más espectaculares de los que hay en el Líbano. Y es que se trata de un maravilloso conjunto urbano y muestrario de la arquitectura omeya levantado a principios del siglo VIII, décadas antes de que los mismos omeyas que fundaron primero un emirato y luego un califato en Al-Andalus, construyeran la famosa Mezquita de Córdoba, una joya que es Patrimonio de la Humanidad.

Un galardón de la UNESCO que también poseen los vestigios arqueológicos de Anjar. Es un buen ejemplo de una ciudad creada siguiendo las directrices del urbanismo romano. Es decir, todo el conjunto (de más de 100.000 metros cuadrados) está amurallado y en su interior todo se ordena a partir de una retícula de calles perpendiculares cuyas avenidas principales son el cardo máximo de norte a sur y del decumano de este a oeste. Es decir, un urbanismo muy diferente al tradicional anárquico y laberíntico de estas latitudes del Próximo Oriente y sus vecinos árabes.

Además estas avenidas principales son espectaculares con una anchura de unos 20 metros. Y en ellas se incluyen arcadas que cobijaban a centenares de pequeños comercios. De hecho, la principal fuente económica de esta ciudad serían los intercambios comerciales, ya que durante un tiempo fue un parada destacada entre Damasco en la actual Siria y Beirut, la capital libanesa.

Sin embargo ese carácter comercial no impidió que se construyeron unas importantes murallas rodeando todo el núcleo habitado, al cual se accedía mediante cuatro puertas de acceso distintas. Y los arqueólogos han identificado además los restos de hasta 40 torres defensivas en el amurallamiento.

No obstante, hay que decir que las excavaciones que se hicieron en su momento aquí, desde que Anjar se descubrió en 1950, no fueron demasiado escrupulosas en sus procesos de trabajo, y por ello a veces surgen dudas científicas respecto a ciertos elementos. Por esa razón, teniendo en cuenta el carácter conquistador de los omeyas, hay historiadores que piensan que la ciudad más que un centro comercial fue un puesto militar.

Pero independientemente de eso es innegable la belleza del conjunto que nos habla de una ciudad muy importante que tuvo grandes construcciones, de las cuales nos han llegado ciertos restos. Por ejemplo las columnas del Gran Palacio, o los elementos decorativos de un palacio también importante pero de menores dimensiones. Y entre ambos están los restos de la mezquita. Así como también se ven vestigios de lo que serían unos baños que resumen la tradición romana, en los que no faltan ni los típicos mosaicos.

En definitiva, una ciudad que tuvo importancia, pero que con la caída en desgracia de los omeyas y la llegada al poder de la dinastía abbasi, fue prácticamente arrasada en ese mismo siglo VIII, de manera que tuvo una corta vida, y quizás por eso, lo encontrado en el yacimiento es intensamente omeya, sin fusiones y representativo de un momento muy concreto de la historia.