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Grecia expirando ante las ruinas de Mesolongui de Delacroix

Publicado por A. Cerra

Grecia expirando sobre las ruinas de Mesolongui de Delacroix

Esta es una obra que pintó el artista francés Eugene Delacroix en el año 1826 y que en la actualidad se expone en el Museo de Bellas Artes de Burdeos.

Delacroix pintó a lo largo de su trayectoria artística todas las temáticas que interesaron a los creadores del Romanticismo. Y una de esas vertientes fueron los asuntos de su historia contemporánea. En este sentido su obra más famosa quizás sea La Libertad guiando al pueblo. Pero realizó muchos otros, y no solo ambientados en su Francia natal, también en otros lugares.

Un buen ejemplo es este óleo de Grecia expirando ante las ruinas de Mesolongui. De hecho, cuando lo pintó, el tema de la lucha de los griegos contra el poderoso Imperio Otomano era un tema de candente actualidad. E incluso en 1824 ya había expuesto su Matanza de Quíos, ambientada en la sublevación que tuvo lugar dos años antes en esa isla griega y que fue duramente atajada por la represión de los turcos.

La lucha griega volvió a inspirar este segundo cuadro basado en un episodio real en el que los helenos murieron en un alto número tras intentar resistir a sus enemigos en la ciudad de Mesolonghi. Por cierto, la ciudad donde también murió uno de los mayores defensores de la causa griega, el escritor británico Lord Byron. Por lo que la obra también es un respetuoso homenaje a uno de los máximos representantes del Romanticismo en la literatura, al cual por cierto se sabe que había leído.

Para plasmar esa dura derrota en este caso no recurre a escenas sangrientas como puede en la tela de la Matanza de Quíos. Aquí lo hace a través de una figura femenina que actúa como alegoría de Grecia. Una mujer que viste el traje tradicional de su país y con el gesto pide respeto y compasión para su gente. Por cierto, se trata de una alegoría muy parecida la citada Libertad guiando al pueblo.

Y tras ella se ve en la sombra un soldado turco, reconocible por su turbante y sus ropas ostentosas, tan del gusto orientalista del Romanticismo, y que tanta veces pintó Delacroix en obras como la Muerte de Sardanápalo. Y aquí con su gesto orgulloso y vieno como planta su lanza en el suelo y como posa se convierte en el símbolo de la victoria y también de la opresión a los griegos.

Y el tercer elemento destacado del cuadro es una mano en la parte baja, que aparece entre las ruinas. Es la nota más trágica de la obra y un detalle que recuerda como algunos de los defensores de la ciudad, prefirieron hacerse saltar por los aires antes que ser capturados y dejar su armamento a las tropas otomanas.