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Templo de Karnak

Publicado por A. Cerra

Templo de Karnak

El lugar donde se ubica este templo, en la ciudad de Tebas, y fue un recinto que ya se santificó por la civilización egipcia en la época del Imperio Antiguo. Si bien de sus más remotos orígenes pocos restos han llegado hasta nuestros días. No obstante, cuando se originó en tiempos de la Dinastía XII se crearon las bases para sucesivas ampliaciones llevadas a cabo durante los dos siguientes milenios, y de hecho está considerado como el establecimiento sacro más importante del Antiguo Egipto, tanto por su valor ideológico y su influencia en las gentes del imperio, como en su enorme poderío económico.

Una de esas ampliaciones se llevó a cabo durante el reinado del faraón Tutmosis I, quien hizo construir dos puertas monumentales al espacio sagrado, ambas muy cercanas entre sí y unidas por una sala de columnas papiriforme (con capitel en forma de la planta acuática del papiro), además de aparecer diversas estatuas colosales del faraón.

Es importante destacar que el Templo de Karnak no fue solo un lugar de culto, sino también un centro de poder político y económico. Los faraones y los sacerdotes que administraban el templo controlaban vastas tierras agrícolas, minas y talleres de artesanía, lo que les permitía acumular una gran riqueza. Esta riqueza se utilizaba para financiar las constantes ampliaciones y mejoras del templo, así como para mantener a un gran número de sacerdotes, obreros y artesanos.

Otras ampliaciones posteriores fueron las que realizaron varios faraones del Imperio Medio como Hatsepsut o Tutmosis III. Este último, entre otras obras, amplió el área del templo hacia su lado oriental, construyendo otro templo independiente cuyo elemento principal es la “Gran Sala de los Festivales” para celebrar ahí la fiesta jubilar, es decir, el lugar donde el faraón regeneraba su poder, lo que para sus súbditos significaba seguridad y fertilidad para sus campos agrícolas, un evento que los faraones siempre elegían celebrar en momentos de ciertas adversidades.

Los siguientes faraones continuaron haciendo ampliaciones en el templo de Karnak. Se sucedieron obras de Amenofis III, Ramsés I o Seti I, quién mandó construir la gran sala hipóstila de Karnak, aunque este faraón no la vio concluida y sería en tiempos de Ramsés II cuando se acabara y recibiera toda su ornamentación. En realidad este enorme espacio no era un centro sagrado para el culto, sino el lugar donde se guardaban enormes barcas que sacaban a las calles de Tebas en las diferentes procesiones que se celebraban en honor del dios Amón-Rá, la divinidad principal a la que está dedicado el templo de Karnak. Aunque dentro de todo el recinto sagrado quedan los restos, más o menos bien conservados, de numerosas capillas construidas bajo la advocación de otros dioses egipcios, considerados “huéspedes” del templo, como Opet, Khansu o Ptah.

El espacio ocupado por el templo de Karnak es enorme, y podría albergar a numerosos fieles, y sin embargo, las creencias egipcias no permitían la entrada del pueblo llano al templo, quién se debía conformar con desplazarse alrededor del recinto.

Con el tiempo el templo de Karnak acabó uniéndose a otros de los espacios sagrados más bellos y mejor conservados del Antiguo Egipto: el templo de Luxor, entre los cuales media la llamada avenida de las Esfinges.

El Templo de Karnak también jugó un papel importante en la vida religiosa de los antiguos egipcios. Era el centro de la celebración de importantes festivales religiosos, como la Fiesta de Opet, durante la cual se llevaba a cabo una procesión desde el Templo de Karnak hasta el Templo de Luxor. Durante estos festivales, las estatuas de los dioses se sacaban del templo y se llevaban en procesión por las calles de Tebas, permitiendo a la gente común participar en los rituales religiosos. Estos eventos no solo eran importantes desde el punto de vista religioso, sino que también servían para reforzar el poder y la autoridad del faraón.