Deir el Bahri. Templo de Mentuhotep
Este templo de la civilización egipcia se adscribe al periodo denominado Imperio Medio, ya que su construcción se sitúa en torno al año 2050 antes de Cristo.
Su construcción, hoy en un estado de yacimiento arqueológico, se destinó a convertirse en la tumba de Mentuhotep, un príncipe de la Dinastía XI del Alto Egipto, y cuyos máximos logros políticos fueron contribuir al fin de una intensa guerra civil en sus dominios, así como propició la unificación del Imperio.
Con él, la capital de ese vasto estado se situaría en la ciudad de Tebas, y en sus inmediaciones se sitúa este complejo funerario en su honor, concretamente en la orilla oeste del río Nilo, al pie del acantilado de Deir el Bahir que le da nombre a la zona y al yacimiento.
En todo este complejo se distinguen claramente tres elementos: un gran atrio, una gran terraza tallada en la roca donde se ubica el propio templo mortuorio, y para concluir más al fondo se abre una especie de patio más estrecho que comunica con una sala hipóstila empotrada en la roca natural.
El templo en sí, es una obra de planta cuadrada con columnatas exteriores, excepto en el lado de la montaña. Para llegar hasta él, había que ascender una rampa que se inicia en el gran atrio, donde en origen se plantaron higueras y tamarindos para suavizar los rigores del clima.
La tumba de Mentuhotep se halló en lo más profundo del acantilado, y para acceder hasta el lugar era necesario atravesar un túnel subterráneo que partía del patio trasero del templo, y que pasa por debajo de la sala hipóstila. Este tipo de enterramientos en las profundidades de una montaña había sido algo bastante habitual entre los monarcas que reinaron en Tebas.
Sin embargo, algo muy significativo es que este complejo se encuentra orientado hacia el templo de Amón, por aquel entonces recién comenzado a edificar en la orilla opuesta del río, lo que con el paso de los años se convertiría en la moderna Karnak. Esta orientación se puede entender como un gesto hacia la aristocracia local de Tebas y los sacerdotes de Amón, con los cuales Mentuhotep había tenido que pactar la autoridad, ya que su situación política pasó por momentos y episodios bastante complicados.
Dado el estado actual ruinoso del monumento, algunos historiadores del arte especulan con que se han perdido elementos de todo el conjunto, como un primer templo en el valle y una calzada flanqueada de vegetación que daría la bienvenida al complejo, así como también se supone que había un pirámide rematando el conjunto, tomada no como enterramiento sino como claro símbolo de la realeza de Mentuhotep.