Templo de Khonsu
Este templo situado en la zona de Karnak fue una obra que se llevó a cabo durante el reinado del faraón Ramsés III, miembro de la Dinastía XX del Imperio Nuevo.
Con esta obra se van a fijar las dimensiones y algunas de las formas que habrán de tener los templos posteriores, por lo que es un obra menos conocida que otros templos de Karnak o los de Luxor, pero es sumamente importante en la evolución del arte del Antiguo Egipto.
Hasta la gran fachada de este tempo dedicado al dios Amón Ra, se llega caminando por la llamada Avenida de las Esfinges, que se han conservado en su mayor parte relativamente bien. Lo que no han llegado hasta nuestros días son los obeliscos solares que flanquearían la entrada al recinto sagrado.
Una vez que se entra, hay que atravesar los pilonos para llegar a una sala con pilares en tres de sus cuatro lados, ya que el cuarto lado es el propio pilono. Ya estamos en la sala hipetra, completamente descubierta y rodeada por pórticos elevado con columnas.
El siguiente paso por el interior del templo nos lleva hasta la típica sala hipóstila, y tras ella por fin estaría el santuario de la barca, a la que a veces se entra a atravesando otro tramo o naos más profunda, para finalmente alcanzar la estatua del dios. De hecho, el santuario propiamente dicho solo es esta última sala, muy profunda, oculta y oscura.
En definitiva, en el Templo de Khonsu se conservan bastante bien algunas de las características esenciales de los espacios sagrados egipcios, donde todo se basa en un largo eje longitudinal que va desde la entrada hasta el santuario de carácter más sacro. Ese eje es una especie de camino o de trayecto para llegar a lo más sagrado. Todos los demás espacios que componen este tipo de templos son totalmente secundarios, de hecho en ellos no se hace absolutamente nada. Solo flanquean ese camino que progresivamente se va haciendo más bajo en altura y estrecho, queda más oculto entre la arquitectura faraónica, nunca mejor dicho, y sobre todo cada vez es más oscuro. No solo porque los techos vayan descendiendo, incluso el suelo va ascendiendo.