Autorretrato de Parler
Este busto escultórico situado en la Catedral de San Vito de Praga, en la República Checa, podría pasar desapercibido dentro de la historia de la escultura del arte Gótico. Sin embargo, tiene un valor enorme, ya los historiadores del arte los consideran casi con toda seguridad el primer autorretrato de un artista de nombre conocido.
Durante el Gótico cada vez fueron más frecuentes los retratos de los personajes ilustres, y en el caso de la escultura hay múltiples ejemplos en los templos religiosos, como es el caso de la Catedral de Naumburgo en Alemania. Sin embargo, rara vez tenemos constancia de que los artistas se autorretrataran en sus obras y mucho menos que aparecieran junto a esas políticos tan poderosos. En cambio en la catedral de la capital checa, Peter Parler el Joven se esculpió a si mismo en los bustos repartidos por el triforio de la catedral, y nada más y nada menos que en una zona donde también aparece el retrato del emperador Carlos IV.
Peter Parler (h. 1330 o 1333 – 1399) perteneció a una destacada saga de constructores maestros de obras originarios de la ciudad alemana de Colonia, y que desde ahí se desplazaron durante todo el siglo XIV y principios del siglo XV por Europa Central realizando importantes trabajos.
Por ejemplo, Peter Parler acudió a Praga por encargo del emperador para retomar las obras de la Catedral de San Vito tras la muerte de su arquitecto que la había comenzado, Martín de Arras. No obstante, hay que decir que cuando Parler falleció todavía no se había concluido el templo, y las obras las siguieron dirigiendo sus hijos Wenzel y Johann Parler.
Este personaje, además de escultor, desarrolló principalmente su trabajo como arquitecto, realizando importantes aportaciones al estilo del Gótico Internacional que se desarrolló en su época. Por ejemplo, introdujo la clave volante de la bóveda o avanzó de forma significativa en las bóvedas de nervios entrecruzados. Su prestigio fue bastante reconocido. De hecho, durante su estancia en Praga también realizó el turístico Puente Carlos sobre el río Moldava o la Capilla de Todos los Santos. Y lo cierto es que incluso murió en la ciudad checa y su tumba permanece en su gran obra que fue el templo catedralicio.
Si bien no trabajó solo en Praga, también realizó varias obras en tierras alemanas. Una de ellas fue la iglesia de San Bartolomé en Kolín, y también se supone que dirigió los trabajos para la construcción de la iglesia de Nuestra Señora en la plaza del mercado de Nuremberg, sustituyendo en ese solar a una antigua sinagoga. Sin embargo, respecto a esta última construcción, hay ciertos historiadores que no se la atribuyen a él.