Conjunto escultórico de Cerrillo Blanco
El conjunto escultórico de Cerrillo Blanco es un conjunto de esculturas, o más bien fragmentos de esculturas, que se hallaron en torno a 1975 en el yacimiento de Cerrillo Blanco en Porcuna, Jaén. Los fragmentos de estas esculturas son, a día de hoy, las muestras más importantes y numerosas que se han encontrado de arte íbero y en la actualidad se encuentran en el Museo Arqueológico de Jaén. En realidad parece ser que en las inmediaciones del asentamiento de Cerrillo Blanco se encontraba un importante centro económico, Obulco. Este poblado se convirtió en lugar de paso obligatorio al posicionarse en el medio de una de las vías más importantes de comunicación, la Vía Heráclea y los túdulos eligieron este lugar como la capital de su territorio.
En torno al año 400 a.C. alguien destruyó un buen número de esculturas y procedió a enterrar sus restos en un gran hoyo y cubrirlo con una pesada losa de piedra. Allí descansaron los restos de estas bellas esculturas hasta que entre 1975 y 1979 las piezas fueron halladas y reconstruidas por un equipo especializado dirigido por Juan González Navarrete e Iván Neguerela.
Se hallaron más de cincuenta restos que en un laborioso trabajo fueron ensamblándose paulatinamente hasta que dieron lugar a un extraordinario conjunto escultórico realizado en piedra caliza blanca típica de la zona que se conoce como piedra de Santiago en relación a las canteras de donde es extraída, las canteras de Santiago de Calatrava. Tras la recomposición y el análisis de las esculturas se ha estimado que éstas debieron de haber sido realizadas por un grupo de escultores que provenían de un mismo taller ya que en todas las piezas se pueden observar características comunes. En las esculturas se aprecian también ciertos rasgos comunes a la estatuaria griega severa; un estilo que se sitúa posteriormente a las obras de estilo arcaico pero que aún no ha adquirido plenamente el realismo y naturalismo de la estatuaria griega clásica. Según los historiadores en las esculturas de Porcuna se observan importantes influencias que se relacionan con los escultores de Focea, en la actual Turquía, y de hecho, algunos expertos sostienen que los escultores de Porcuna debieron estar dirigidos por un maestro de taller que proviniese de Grecia.
Las esculturas de Porcuna son en general obras exentas de bulto redondo aunque también se han hallado los restos de un altorrelieve. En cuanto a su temática se puede observar que las piezas se han divido en varios grupos diferentes: por un lado están las representaciones de guerreros –de menor tamaño que el natural- los cuales pueden aparecer de manera independiente o luchando contra algún animal mitológico como por ejemplo, un grifo. También encontramos la representación de hombres y mujeres vestidos de manera ceremoniosa quienes portan tributos y un último grupo formado por representaciones animales que fluctúan entre la realidad y la mitología. Las piezas destacan por su detallismo y naturalismo: las vestimentas de los guerreros están perfectamente realizadas de manera que en ellas se aprecia perfectamente la composición de sus armaduras, escudos, cascos etc.