David de mármol, Donatello
Cuando hablamos del David de Donatello inmediatamente viene a nuestra mente la imagen de la obra realizada en bronce, en pleno periodo de madurez artística de Donatello, en la que nos presenta a un joven afeminado, casi desnudo y con un gran sombrero cuya postura marca una exagerada curva praxiteliana. Ahora bien, lo que no tanta gente sabe es que ésta fue la segunda escultura que el artista renacentista realizó bajo la temática del David y es que años atrás el joven Donatello ya había ejecutado una escultura de bulto redondo sobre el David, pero en esta ocasión el artista eligió el mármol en lugar del bronce para llevar a cabo la pieza.
En realidad, no resulta extraño que, a lo largo de la carrera de un artista, ya sea escultor o pintor, una de sus obras adquiera tal importancia que acabe eclipsando a las demás y más todavía a una obra de la misma temática. Esto fue precisamente lo que ocurrió en la obra de Donatello (1386 – 1466), que su David en bronce adquirió tal fama que acabó eclipsando al David en mármol.
De hecho, la obra que aquí analizamos es la primera pieza documentada y atribuible al artista aunque se cree que pudo haber más obras antes su autoría no se ha podido discernir con claridad. Donatello se convirtió en uno de los artistas más destacables de su época, innovador en el campo escultórico, fue el creador de la técnica de stiacciato que permitía crear un relieve aplanado que da profundidad a la escena.
No obstante, cuando Donatello creo el David de mármol aún no había desarrollado un estilo tan refinado y se aprecia que ésta fue una de sus primera obras. La obra, que hoy se exhibe en el Museo Nazionale del Bargello, fue realizada para la Opera del Duomo de Florencia, concretamente para un coro octogonal que se desmontó a principios del siglo XIX. El artista ha representado al joven héroe inmediatamente tras la victoria de Goliat; bajo sus pies se aprecia la cabeza del gigante con la piedra clavada en la frente.
Mientras el joven David no parece que haya realizado ningún esfuerzo, con uno de sus brazos apoyado en la cadera y la pierna sujetando su peso, imita la postura del contrapposto clasicista e incorpora elementos más paganos propios de la estética renacentista como la corona de amaranto. Quizás aún se hacen visibles algunos errores de juventud por parte del artista de modo que sus brazos son demasiado largos que restan realismo a la composición.