El Colgado de David Cerny
David Cerny (1967 – ) posiblemente sea el artista más internacional de la República Checa, con obras repartidas por diferentes partes del mundo como su Metalmorfosis en Estados Unidos y constantes exposiciones en muchos países. No obstante, además de internacional también es el más polémico de los escultores checos y lo es sobre todo gracias a las diversas obras suyas que hay repartidas por Praga, la capital checa.
La controversia y la polémica le ha acompañado siempre, desde que se diera a conocer en 1991 pintando un tanque de rosa con un falso permiso para hacerlo. Algo muy arriesgado en aquellos tiempos convulsos en los que se estaba desintegrando el bloque prosoviético de la Europa del Este. De hecho, acabó en la cárcel por ello.
Pero también supuso un espaldarazo a su carrera. Tras eso han venido numerosas obras como su carismático Caballo de un pasaje comercial praguense. Una escultura ecuestre colocada al revés, y que alude por un lado a la famosa escultura de la Plaza San Wenceslao, uno de los lugares más carismáticos de la ciudad. Y también alude y critica al presidente Vaclav Havel que gobernaba en el año 1999, cuando hizo la obra, ya que según sus propias palabras era un cretino.
En realidad, todas sus obras tienen distintas interpretaciones ya que él no deja ninguna clara, y siempre se muestra bastante críptico a la hora de explicar sus obras. Lo deja abierto al espectador. Otro buen ejemplo sería su obra Chorros, la cual son dos hombres orinando frente a frente y sobre una superficie que es el perfil de la República Checa. Al igual que ocurre en su Metalmorfosis, también aquí hay movimiento de las figuras, en concreto del pene, ya que se mueve para que los chorros del agua puedan ir escribiendo frases célebres de autores checos como Kafka, cuyo museo está enfrente. O si se prefiere hay un número de teléfono al que se puede mandar la frase que deseamos que escriban en esta actitud tan curiosa como irreverente.
¿Signficado? Díficil de desentrañar. Algo común a su Colgado. Una figura de un hombre que está sobre la céntrica calle Husova. Esta figura es una representación del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y su vida pende de un hilo. Más bien de un brazo que se sujeta a la viga, mientras que la otra la tiene con resignación en el bolsillo.
Es una obra de 1997, y puede significar por ejemplo una reflexión sobre la fugacidad y la fragilidad de la vida. O un debate vivir o dejarse llevar. O hay quien piensa que es un visión muy pesimista sobre el papel de los intelectuales en nuestro tiempo. Lo que sí que es cierto es que la figura tiene un tamaño superior al natural, para que con la distancia tenga unas dimensiones humanas. Además toda ella es muy realista, tanto que cuando la obra ha viajado a otros países para distintas exposiciones temporales, en más de una ocasión ha asustado a viandantes que han llegado a llamar a la policía alarmados.