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Tres Vessels de roble de David Nash

Publicado por A. Cerra

Tres Vessels de roble de David Nash

El artista británico David Nash (1945 – ) ya tiene a sus espaldas a una dilatada carrera creativa que lo han convertido en uno de los referentes del land art. De hecho, sus obras se reparten por varios continentes, muy lejos de su peculiar estudio de trabajo ubicado en una vieja iglesia galesa, por supuesto ubicada en un paraje natural.

Un buen ejemplo de esta dispersión del trabajo de Nash es la obra que aquí os mostramos y que se ubica en la provincia de Huesca, al norte de España. Se trata de una obra de 2005 y por lo tanto de un periodo de absoluta madurez en el que ya no pretende realizar intervenciones directas en el paisaje, tal y como hacía en sus inicios. Si no que más bien quiere recrear lo que él denomina esculturas biológicas, para las cuales no encuentra mejor material que la madera, como este caso los robles.

En esta ocasión elige un paraje rodeado de un pinar y muy próximo a una ermita histórica. Allí, en una explanación del terreno traza un círculo de unos 12 metros de diámetro y coincidiendo con tres de sus puntos cardinales: este, oeste y sur, levanta sus tres piezas de madera.

Son tres bloques de madera de roble en los que ha tallado los vessels, una palabra que se puede traducir como canoa o pequeña embarcación que tiene una connotación tanto de almacenamiento, por lo tanto estático, y de navegación, o sea dinamismo. Eso es lo que da nombre a la obra. Este elemento es recurrente en varias creaciones del autor, y él mismo recuerda que la primera vez que lo vio fue en Australia. Allí descubrió un árbol de caucho en el que los aborígenes habían tallado su canoa y tal cual la había extraído del tronco, dejando la curiosa cicatriz, con forma de barca, pero con un carácter vertical.

Si bien en este caso, las aberturas que ha generado en los fustes de madera tienen un carácter lumínico. Son atravesados por la luz del sol en momentos muy concretos. Algo que permite considerar a la obra de Nash como un enorme y curioso reloj de sol, y también como un observatorio que marca los solsticios o los equinoccios.

Los momentos en los que estos troncos literalmente son asaeteados por los luz solar tienen que ver con los amaneceres, los atardeceres, e incluso con e cenit del sol, cuando no hay sombra alguna. En definitiva, una obra muy vinculada con otras que se han hecho desde la Antigüedad en todos los continentes, y que al tratarse de un creador británico, podemos relacionar de alguna forma con el mítico Stonehenge.