El Monumento de los Descubrimientos en Lisboa
Estamos ante una de los monumentos más emblemáticos no solo de Lisboa, sino de todo el país luso. Y es que con esta obra realizada en el año 1960 por el arquitecto Jose Angelo Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida se quería rendir homenaje a todos los grandes hombres que ha dado el país portugués a lo largo de la historia. E incluso el quinto centenario de la muerte de uno de esos grandes hombres fue lo que auspició esta obra, ya que en 1960 se celebró el 500 aniversario de la muerte del rey Enrique el Navegante, el gran impulsor de la potencia marítima en que se convirtió Portugal.
Por esa razón y porque los grandes logros del pasado del país siempre han estado relacionados con los mares, el monumento conmemorativo tiene la forma de la proa de un barco, a lo cual todavía ayuda más su ubicación a orillas del ancho cauce del río Tajo, ya muy próximo a su desembocadura en el océano Atlántico. Es decir, está en un emplazamiento muy cercano a lo que sería el puerto lisboeta, que coincide con el actual barrio de Belém.
Ese barco al que evoca no puede ser otro que una carabela, la nave por antonomasia de la época de esplendor portuguesa. Y está comandada por el propio Enrique el Navegante en el extremo. Y acompañándole está lo más granado de la historia lusa. Algunos también son reyes, pero abundan los cartógrafos y por supuestos los marinos más famosos. En definitiva, hasta 33 personajes representados con auténticas esculturas individuales, aunque a su vez adquieren pleno significado en el conjunto.
Los más destacados de son, además del propio rey Enrique, el monarca Alfonso V y el duque de Coimbra, Pedro de Portugal que lo flanquea. Y a partir de ahí se suceden personajes como los marinos Vasco de Gama o Fernando de Magallanes, y otros como Pedro Alvares Cabral que está considerado el descubridor de Brasil.
Hay otros muchos de nombres menos conocidos, y de facetas científicas, como matemáticos o cosmógrafos. Pero también los hay artistas relevantes, como el pintor Nuno Gonçalves del siglo XV o el escritor Luis de Camoes que redacto las celebres Os Lusiadas, una obra épica que evoca el primer viaje de Vasco de Gama al Lejano Oriente, y que el autor escribió cuando él mismo había regresado de esas remotas tierras.
Curiosamente este enorme Monumento a los Descubrimientos que supera los 50 metros de altura se concibió como algo temporal, ya que se levantó por primera vez en 1940 formando parte de una Exposición del Mundo Portugués. Sin embargo, luego se instaló ya de forma definitiva. Así que se ha convertido en un lugar muy visitado, y no solo para admirar sus esculturas. También para entrar a su interior, ya que allí hay un ascensor que conduce a la parte alta, convertida en un excelente mirador.