Escultura de Guan Yu
En otros post anteriores ya hemos mostrado grandiosas megaesculturas hechas en los últimos años en Asia, como por ejemplo el impresionante monumento a Gengis Khan en Mongolia. Monumentos que tienen entre sus ingredientes el tono de rendir culto a los más grandes héroes nacionales.
Y si hablamos de héroes y Asia, entonces parece inevitable que también China rinda homenaje a sus personajes más queridos como el propio Mao Tse Tung, al que le construyeron esta escultura grandiosa. Si bien, no es el único personaje que veneran con pasión en ese país. Otro muy querido es el general Guan Yu, un militar que vivió a caballo de los siglos II y III, en el periodo de la historia China denominado de los Tres Reinos. El hecho es que Guan Yu venció en múltiples batallas de esa época, aunque acabó muriendo en combate en el año 219. Y si su figura ya era admirada en vida, tras su muerte pasó a ser reverenciada y convertida casi en un dios, y sobre todo en la personificación de valores como el honor, la lealtad y la justicia.
El culto a su figura todavía se mantiene a día de hoy, y la prueba más palpable es esta descomunal escultura levantada en la ciudad de Jingzhou, en la provincia de Hubei. Todo ello en un proyecto de proporciones tan épicas como la leyenda del personaje.
En realidad, en 2016 se construyó todo un parque con su nombre en la ciudad. Y allí se levantó un pedestal de 10 metros de alto con la forma de un barco para que fuera la base de la figura. Una figura que se alza en su punto más alto, ni más ni menos que a 58 metros sobre el suelo.
Un gigante de lo más realista, ya que vemos al guerrero con todos sus atributos, su atuendo de época, sus armas y hasta el gesto belicoso en el rostro. Y por supuesto su mítica espada en forma de media luna, llamada la Espada del Dragón verde, que la leyenda cuenta que forjó él mismo. Por cierto, esta espada en la escultura pesa por sí sola más de 130 toneladas.
En esta obra todo es mastodóntico y también carísimo, ya que hay que imaginarse el coste que supuso cubrir todo la figura con varios miles de placas de bronce enormes. Incluso dentro de la figura hay un museo.
Es decir que estamos ante una obra que está a medio camino de la escultura, la ingeniería y la arquitectura, motivo por lo que su creador, Han Meilin, famoso por su faceta de diseñador, tuvo que rodearse de un equipo multidisciplinar para ejecución de una construcción que solo es concebible en el momento de mayor pujanza económica de China. Y en el contexto de una cultura tan dada a los excesos visuales como es el mundo asiático.