Estatua ecuestre de Luis XV
La escultura que vemos en la fotografía en realidad es un boceto a escala de la obra definitiva que realizó el escultor francés Edmé Bouchardon durante el tercer cuarto del siglo XVIII. Este boceto a escala forma parte del departamento de esculturas del museo de Louvre en París, donde también se conservan casi cuatrocientos dibujos preparatorios que realizó el autor antes de ejecutar la obra definitiva.
Todos esos materiales en realidad es lo que nos ha llegado, porque hoy en día no podemos disfrutar ve la estatua real. Ésta fue realizada a un tamaño monumental e instalada en la plaza de la Concordia de la capital de Francia, pero lamentablemente pocos años después de su colocación fue destruida durante los sangrientos disturbios de la Revolución Francesa, ya que lógicamente era todo un emblema de la monarquía francesa contra la que luchaban los repúblicanos.
Ese elevado número de dibujos conservados nos puede dar una idea de cómo Bouchardon estudió la obra desde múltiples puntos de vista, ya que una de las características que definen la escultura francesa de estilo Rococó es la multifacialidad de cada una de las obras. Y además esos dibujos nos muestran a Bouchardon no solo como escultor, sino también como un portentoso dibujante, ya que son estudios muy meticulosos y propios de alguien con una gran formación en las disciplinas artísticas.
Bouchardon nacido en 1698 y fallecido en el año 1762, como otros muchos artistas contemporáneos tras un breve periodo de formación en Francia viajó a Roma a continuar con su formación. Concretamente llegó allí en el año 1723, y allí residió durante unos nueve años. Era habitual ese viaje de formación entre los artistas franceses, ya que en la capital de Italia contaban con el apoyo de la Academia Francesa, abierta allí desde el 1666.
Bouchardon aprendió en Roma de la escultura clásica, pero especialmente quedó fascinado por la enorme y prestigiosa producción escultórica del gran artista del Barroco: Gian Lorenzo Bernini. Y lo cierto es que estudió tanto esas obras precedentes que asimiló a la perfección sus enseñanzas, tanto es así que incluso durante sus últimos cinco años de residencia en Roma siempre tuvo numerosos encargos, y algunos de poderosos clientes. Fruto de ellos son obras como el busto que hizo en 1730 al Papa Clemente XII y que actualmente se conserva en la Galería Corsini de Florencia.
De esta forma cuando en 1732 regresó a su Francia natal lo hizo no solo con una amplia formación y habiendo aprendido el oficio de escultor, sino que además retorno con un bien ganado prestigio que hizo que sus encargos no cesaran. Y a lo largo de esa larga lista de trabajos que realizó siempre dejó bien patente su formación en tierras italianas y su conocimiento de la escultura clásica. De ello es un buen ejemplo esta obra en la que presenta al rey francés Luis XV cabalgando majestuoso y ataviado con ropajes propios de tiempos de la civilización romana, es decir, como si fuera un emperador.