Estatuas de Leif Erikson
Al nombrar a los vikingos a todos nos viene una imagen determinada. La de unos hombres fieros y valientes capaces de luchar hasta la muerte. Y evidentemente ese estereotipo guerrero, más o menos acertado, se ha convertido en la iconografía con la que se representa a ese pueblo nórdico en cualquier manifestación artística, desde la pintura al cine. Y también en la escultura. Como ejemplo traemos aquí varios monumentos conmemorativos de uno de los vikingos más insignes de la historia: Leif Erikson.
La fama de este personaje que vivió aproximadamente entre el año 970 y el 1020 se debe a que es muy posible que fuera el primer europeo que pisó suelo americano. Por ello los monumentos que aquí mostramos se encuentran tanto en su tierra de origen, o sea, Islandia y Groenlandia, como en los territorios a los que pudo llegar en el este de Canadá y de Estados Unidos.
En todos ellos vemos un hombre de gran poderío físico y con sus armas clásicas, es decir, el hacha y la espada. Un personaje altivo, que parece dominar la tierra que pisa y que no duda en acometer aventuras hacia lo desconocido, incluyendo la llegada a tierras americanas.
Está asentado que el descubierto de América fue Cristóbal Colón, sin embargo es muy posible que de una forma casual llegaran a territorio canadiense casi 500 años y lo harían comandados por Leif Erikson.
Este personaje era hijo de otro de los vikingos más célebres: Erik el Rojo, quien había conquistado Groenlandia. El hecho es que Leif Erikson salió tan marinero y aventurero como su padre. La historia nos cuenta que por encargo del rey de Noruega realizó varios viajes que le llevaron a sitios como las islas Hébridas o trató de evangelizar Groenlandia. Tal vez en uno de esos viajes se pudo perder y llegaría por casualidad a la costa americana.
Aunque hay otra teoría según la cual llegó intencionadamente siguiendo las indicaciones de un marinero vikingo que aseguraba haber visto un territorio al oeste desconocido. Si bien nunca desembarcó en él. En cambio Leif Erikson si que puso el pie hacia el año 1.000 en sitios como L’Anse aux Meadows al norte de Terranova que llamó Vindland y de lo cual dejó constancia en escritos de la época.
No está muy claro hasta donde pudo llegar el vikingo con su tripulación, aunque parece constatado que pudo explorar varios lugares de la península canadiense de El Labrador, y hay quien asegura que se adentró más al sur y llegó a lugares de Estados Unidos como Maine, New Hampshire o Massachusetts, en cuya gran ciudad de Boston también hay una estatua en su honor, si bien en este caso la iconografía es bien distinta y nos lo presenta como un joven intrépido, aventurero y con un aspecto menos vigoroso pero que transmite la idea de alguien osado y astuto.
Además de estas estatuas, la figura de Leif Erikson ha sido honrada en otros lugares y de otras formas. Por ejemplo, en 1964, el presidente Lyndon B. Johnson proclamó el 9 de octubre como el Día de Leif Erikson en los Estados Unidos, en reconocimiento a la contribución de los escandinavos a la historia de América.
En la cultura popular, Leif Erikson ha sido retratado en numerosas películas, series de televisión y libros, reflejando su valentía y espíritu aventurero. A menudo se le presenta como un hombre de gran coraje, inteligencia y determinación, cualidades que le permitieron realizar hazañas que parecían imposibles en su época.
En cuanto a las estatuas, cada una de ellas tiene su propia historia y significado. La estatua de Leif Erikson en Reykjavik, por ejemplo, fue un regalo del gobierno de los Estados Unidos a Islandia en 1930, en honor al milenio de la fundación del parlamento islandés. La estatua en Groenlandia, por otro lado, fue erigida para conmemorar el papel de Erikson en la colonización de esa tierra por los vikingos.
Las estatuas de Leif Erikson en Canadá y Estados Unidos, por su parte, son un recordatorio de la presencia vikinga en América del Norte mucho antes de la llegada de otros exploradores europeos. En particular, la estatua en L’Anse aux Meadows, en Terranova, marca el lugar donde se cree que Erikson y sus hombres desembarcaron por primera vez en América.
En resumen, las estatuas de Leif Erikson son un tributo a un hombre cuyo legado ha dejado una huella indeleble en la historia de la exploración y la colonización. A través de estas obras de arte, su espíritu aventurero y su valentía siguen vivos, inspirando a las generaciones futuras a emprender sus propias aventuras y a desafiar lo desconocido.