Hombre león
Durante las guerras y conflictos armados a la trágica situación que viven las personas ante la continua presencia de la muerte y de la devastación, se produce una pérdida de bienes materiales e incluso culturales con gravísimas consecuencias históricas. En este sentido, las dos grandes guerras mundiales supusieron la desaparición de miles de obras de arte, algunas de las cuales no se han vuelto a ver; en otras ocasiones, muchas piezas fueron salvaguardadas hasta esperar el fin del conflicto con el fin de evitar que fuesen expoliadas o incluso, peor, destruidas.
La obra que hoy analizamos aquí y que se conoce como El Hombre león, se trata de una pequeña escultura exenta que fue descubierta precisamente en los inicios de la Segunda Guerra mundial en las inmediaciones de la cueva Hohlenstein-Stadel situada en Baden-Wurtemberg en Alemania. La precaria situación política en la que se encontraba el país hizo que sus descubridores, los arqueólogos Robert Wetzel y Otto Völzing, decidiesen mantener la pieza en el anonimato sin poder siquiera estudiarla. Así, la pequeña estatua zoomorfa pasó casi treinta años sumida en el olvido de un almacén hasta que en 1997 Joachim Hahn, la encontró en los fondos de un museo de Berlín y decidiese ponerla en manos de los expertos Ute Wolf y Elisabeth Schmidt, para llevar a cabo una restauración de la misma.
Fue entonces cuando se pudo dictaminar con seguridad que la pequeña figura mitad humana mitad león, pertenecería a la época Auriñacense en el paleolítico Superior, datándola por lo tanto de 40.000 y 32.000 años de antigüedad. Se trata de una pieza de gran valor histórico y artístico cuya restauración no fue completa hasta el año 2012 cuando se encontraron los últimos pedazos que conformaba la obra.
Según las explicaciones de los expertos, la pieza representa una figura humana en el cuerpo mientras que la cabeza tiene forma de león. Este dualismo es típico de la época paleolítica por lo que la obra se relacionaría con otras piezas como las Venus o incluso con pinturas zoomorfas de las cuevas francesas, pese a ser de distinta época. La obra representa un cuerpo humano con las piernas ligeramente separadas y una más adelantada que la otra, los brazos firmes y rectos en uno de ellos se aprecian un conjunto de hendiduras horizontales dispuestas unas sobre otras que parecen tener finalidad decorativa pero también seguramente simbólica.
Algunos expertos debaten sobre la representación del cuerpo pertenece a una figura masculina o femenina y si bien al principio se pensó que debía ser un cuerpo masculino, los últimos hallazgos y las investigaciones de los expertos plantean que podría ser una figura femenina debido a unas incisiones en el torso a modo de pechos y un triángulo en la zona púbica.