Jacob y el ángel de Jacob Epstein
Sir Jacob Epstein (1880 – 1959) en esta obra realizada en alabastro entre los años 1940 y 1941 representa un capítulo bíblico del libro del Génesis. Jacob no era el hijo primogénito de Isaac, pero mediante engaños trató de conseguirla. Así que llegó un momento que temía ser duramente castigado por ello. De manera que para tener el favor de Dios comenzó a rezar apasionadamente, hasta que se le apareció una misteriosa figura angelical.
Jacob no duda en ir hacia ese ángel, agarrarse a él y pedirle la salvación. Sin embargo, la figura intenta librarse de él, lo aparta y Jacob vuelve a agarrarlo. En esa especie de lucha están toda la noche, hasta que llega el amanecer y el ángel acaba por bendecir a Jacob por no haberse rendido, y además lo rebautiza con el nombre de Israel. El hecho es que Jacob se da cuenta que ha estado enfrentándose a Dios.
De todo ese relato bíblico, Epstein elige el momento previo al alba, en el que Jacob está agotado y va a desfallecer tras toda la noche de pelea. Pero es el ángel quien lo soporta y lo mantiene en pie. Una escena cargada de dramatismo, que se multiplica por el material elegido, el alabastro rosado, cuya característica traslucida y su veteado le dan apariencia de cuerpo humano a las figuras.
La obra en su momento estuvo rodeada de controversia, al igual que ocurrió con otras obras de Epstein, especialmente por su monumento funerario a Oscar Wilde en el cementerio de Pere Lachaise de París. Y es que se quiso ver cierto canto homosexual en la pose y la manera de tocarse los personajes de este grupo.
Ese escándalo se potenció por parte del empresario Charles Sttatford, que compró la obra y la fue exponiendo por el mundo. Pese los costes que acarreaba viajar con esta gran escultura de piedra (214 x 110 x 92 cm.) la llevó por Gran Bretaña, Estados Unidos y también Sudáfrica, y cobraba una entrada por verla. Hoy en día la pieza ya no viaja, y se encuentra expuesta de manera fija en la Tate Liverpool del Reino Unido.
Como es habitual en el arte de Jacob Epstein, también aquí realizó un trabajo directo sobre la piedra, alabastro en este caso. No solía trabajar con maquetas, ni previos, de ahí que sus obras siempre tengan superficies muy texturadas, así como no son nada extrañas las imperfecciones que acaba por integrar en la representación. Eso también tiene mucho que ver con los referentes de su trabajo, y es que el arte de Epstein tiene en muchas ocasiones más vínculos con las figuras africanas, que con las célebres esculturas del Renacimiento.