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El molino de Wijk bij Duurstede de Jacob Ruisdael

Publicado por A. Cerra

El molino de Wijk bij Duurstede de Jacob Ruisdael

Los Ruisdael, sean Jacob o Salomon, están entre los grandísimos paisajistas que trabajaron en los Países Bajos durante el siglo XVII, la Edad de Oro del arte en ese país. Y como buena muestra de ello hoy traemos este cuadro de El molino de Wijk bij Duurstede que pintó hacia el año 1670 Jacob Ruisdael, y que hoy se expone en el Rijksmuseum de Ámsterdam.

La gran cualidad de Jacob Ruisdael es que sus paisajes fueron mucho más allá de la mera representación concreta de un punto o paraje de su país. Fue capaz de convertir eso enclaves en símbolos de los Países Bajos. Y esta escena del molino es paradigmática.

De los muchos molinos de viento repartidos por la extensión de Holanda, él elige el de Wijk bij Duurstede, emplazado en el punto donde el río Rin se divide en dos, el Lek y el Kromme Rijn. Distinguimos el primero de esos dos brazos de río, al igual que se ve la torre sin acabar de la iglesia de san Juan de Wijk, incluso al fondo se descubre un castillo que actualmente está en ruinas. Aunque paradójicamente lo que no ha llegado hasta nuestros días es el protagonista del lienzo, el airoso molino que se eleva sobre la planicie característica de esta zona del norte de Europa.

Ese molino lo muestra como el dominador del paraje. Entre el cielo y la tierra. En una composición donde todo está calculado hasta el último detalle. Las aspas por ejemplo parecen enfrentarse a esas densas y amenazantes nubes. Solo con eso logra darle profundidad a la tela, pero también dramatismo y personalidad. Y de paso transforma un simple molino, de los que hay tantos y tantos, en un verdadero monumento.

No está en el centro, pero desde un lateral es el protagonista. Vigila el paisaje y es su elemento más destacado. Y luego está la composición, con los típicos horizontes bajos de los Países Bajos. De modo que los cielos, siempre nubosos, ocupan los dos tercios superiores de la superficie. Mientras que el tercio inferior es tierra y sobre todo agua, todo ello lanzando una corta pero acusada diagonal que marca todavía más la profundidad de las vistas.

Por otra parte en ese cuadro integra la vida. Tres mujeres caminan por el camino. Se ven barcos en el río. Se distingue como los lugareños tratan de poner diques al agua. Hay pescadores en el muelle, hasta el molinero se asoma a la parte alta de su hogar y lugar de trabajo. En definitiva, reúne toda la esencia de su tierra, por ello, Jacob Ruisdael no pinta paisajes sino símbolos. De ahí que estemos ante una de las pinturas más queridas y valoradas del gran museo de Ámsterdam.