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Joven en cuclillas, Miguel Ángel

Publicado por Laura Prieto Fernández

Miguel Ángel Buonarroti es uno de los artistas más conocidos de todos los tiempos, admirado desde los principios de su carrera por sus contemporáneos, la pasión por la obra del artista italiano traspasó el tiempo y las fronteras y aún a día de hoy está considerado como uno de los genios más grandes que nos ha legado el arte. Miguel Ángel era el prototipo de genio humanista, practicó diferentes disciplinas artísticas (pintura, escultura, arquitectura o incluso poesía) destacando en todas y en cada una de ellas, su estilo artístico se convirtió en un sello de calidad que muchos trataron de imitar dando lugar al conocido estilo miguelangelesco con cuerpos musculosos y muy estudiados.

En este sentido podemos señalar como la obra de Miguel Ángel no resulta extraña ni para los expertos ni para los menos entendidos en el campo artístico –pocas son la personas que a día de hoy nunca han oído hablar del famoso David, de la Piedad o de los frescos del Vaticano- sin embargo, en la entrada de hoy presentamos una escultura del artista que si bien es artísticamente muy interesante, no resulta demasiado conocida para el gran público en general, El Joven en cuclillas.

El Joven en cuclillas se trata de una escultura exenta o en busto redondo que se encuentra inacabada pero que aun así, son fácilmente reconocibles las características escultóricas del artista. Se trata de una pieza de mármol blanco de Carrara de mide poco más de medio metro de altura en la que el artista ha representado a un muchacho joven e imberbe que se detiene en su camino y se agacha para quitarse una espina de su pie. La postura del muchacho parece realmente complicada de representar flexionando las rodillas completamente para llegar hasta su pie.

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La pieza perteneció a la familia Médicis hasta que Catalina II de Rusia envió al entonces hombre de su confianza, el banquero John Bowne, para que ampliase su colección de arte comprando piezas en Italia fue entonces cuando el banquero adquirió la obra de Miguel Ángel. En realidad no fue hasta el siglo XX cuando la pieza se atribuyó de manera fehaciente al escultor italiano, fue una historiadora alemana quien pudo vincular la pieza escultórica con unos dibujos preparatorios de la misma que se conservaban en el Museo Británica de Londres eliminando así cualquier tipo de conjeturas acerca de la obra.

Segú estos estudios la pieza escultórica debía formar parte de las conocidas Tumbas de la familia Médicis, las tumbas de Lorenzo y Giuliano, ubicadas en la Capilla de la Basílica de San Lorenzo. De esta manera la obra de Miguel Ángel debía de adquirir un sentido más profundo interpretándose como el alma de un no nacido o un niño no bautizado que espera en el limbo. Algunos críticos le han otorgado un sentido menos místico haciendo referencia a un guardián o guerrero de las tumbas de los Médicis.