Atlante de Miguel Ángel
Esta escultura realizada en mármol por Miguel Ángel Buonarroti se encuentra en la Galería de la Academia de Florencia.
Fue una obra en la que trabajó entre 1513 y 1520, y que al igual que otras obras inconclusas como el Esclavo moribundo del Museo del Louvre o el Esclavo que despierta en la misma Galería de la Academia florentina, iban a formar parte de su magno proyecto para la faraónica tumba del papa Julio II.
Como en esas otras obras, se ve a la perfección en el modo de trabajar de este genial escultor del Renacimiento. Él usaba el llamado “método relieve”. Para él era muy sencillo, pero solo para él que era un superdotado para todas las artes.
Simplemente dibujaba en una cara del bloque del mármol la figura que quería esculpir, ya que él consideraba que ya estaba dentro y oculta en la piedra. Por eso solo había que sacarla. De ahí, que a partir de ese dibujo comenzaba a devastar el mármol y a profundizar hasta llegar al punto donde él creía que se encontraba.
Conforme aparecían los diferentes elementos del cuerpo, los iba cincelando y acabando. Siempre trabajaba desde una única cara del bloque. Ese método queda muy claro al ver las obras que no concluyó, pero además su contemporáneo, Giorgio Vasari, pintor y biógrafo de artistas, lo describió y lo plasmó con una imagen muy simple. Se trata de algo semejante a un cuerpo sumergido en una bañera, que va apareciendo conforme baja el agua.
Miguel Ángel antes de iniciar su trabajo de tallar ya tenía todo muy claro, incluso en la cantera, a la que acudía a seleccionar los bloques más idóneos, ya que al verlos allí, en bruto, ya sabía las figuras que iba a sacar de ellos.
Además no siempre comenzaba por la cara principal. Por ejemplo, aquí inició su trabajo desde una de las laterales. Su método le garantizaba la perfecta coordinación anatómica de sus figuras, algo muy importante teniendo en cuenta las posturas tan forzadas en las que nos las presenta.
En total, para la Tumba de Julio II concibió seis esclavos. Dos están en el Louvre y cuatro en Florencia: este Atlante, el citado Esclavo que despierta, así como el Esclavo Barbudo y el Esclavo Joven. Fueron obras que nunca usó para la tumba final, y que se quedaron en su taller hasta que las heredó su nieto, el cual las donó en 1564 a Cosme I junto a su obra la Victoria. Todas fueron colocadas en la Gruta de Bountalenti de los Jardines de Boboli, y allí permanecieron hasta 1908.