Esclavo que despierta de Miguel Ángel
Esta escultura en mármol se conserva en la Galería de la Academia de Florencia, dedicado prácticamente en exclusiva al gran escultor Miguel Ángel Buonarrotti, y donde también se expone el original del famoso David.
Es una obra inacabada, y gracias a ello se puede descubrir la forma de trabajar el mármol por Miguel Ángel. Trabaja con una técnica denominada “método tipo relieve”. Así podemos ver como la figura se construye con una perspectiva frontal en la que se descubre el cuerpo extendido con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda, todavía parcialmente “enterrada” en el mármol.
La cabeza la tiene echada hacia atrás y levemente girada a un lado, de forma que no se aprecia su rostro en esa vista frontal, y en cambio si no que nos la revela la contemplación desde un lateral.
Miguel Ángel antes de hacer sus obras definitivas en el mármol, acometía modelos en cera o en barro, como si se tratara de verdaderos apuntes, como rápidas y enérgicas anotaciones de una idea, pero siempre apuntadas en tres dimensiones. No obstante, aunque se han conservado muchos ejemplos de estos modelos previos, hay algunos historiadores del arte que dudan de su autenticidad.
Pero parece lógico que los usara, y que le sirvieran para consolidar la idea que ya tenía de la escultura que había en el interior del bloque marmóreo, ya que Miguel Ángel defendía que en cada bloque de piedra había una escultura, y tan solo había que devastar el bloque y dejar salir a esa escultura.
Esta figura del Esclavo que despierta como otras del grupo de los esclavos que realizó para su fantasioso proyecto para la tumba del Papa Julio II, son obras consideradas como de las más revolucionarias de Miguel Ángel. En ellas sobre todo destaca la invención compositiva del artista, y la fuerza que otorga a sus figuras. Además al tratarse de obras inacabadas, es tal la expresividad y la fuerza de esos personajes que provocan la sugestión de que están saliendo de la propia piedra, como si se liberaran de la materia que las retiene, lo cual tendría mucho que ver con que en realidad se trata de la representación de esclavos.
De hecho, hay historiadores del arte que han considerado que Miguel Ángel incluso las dio así por terminadas, aunque no parece muy probable y no entraría dentro de los cánones artísticos del Renacimiento e incluso sería demasiado revolucionario hasta para una figura universal como Miguel Ángel.
Lo que sí que es cierto es que invirtió muchos años en estas obras, los que van entre el 1513 al 1520, y durante todo ese tiempo las esculturas permanecieron en su taller, por lo que seguro que si que le provocaron muchas reflexiones sobre la escultura, e incluso la crítica más literaria dice que él mismo esperaba que la figura completa surgiera de la piedra y se desprendiera de sus ataduras.