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La psicodelia de Yayoi Kusama

Publicado por A. Cerra

Museo de Yayoi Kusama

La artista japonesa Yayoi Kusama, a sus 88 años y después de una carrera exitosa en todo el mundo ya tiene su propio museo en Tokio. Allí se van a poder descubrir todas las características propias de su legado artístico, en el que siempre llama la atención los colores y las formas orgánicas de sus creaciones, unas creaciones que en más de una ocasión se han relacionado con los movimientos artísticos más psicodélicos. Una relación que no es casual, ya que de hecho este nuevo Museo Yayoi Kusama se encuentra en el mismo barrio donde se halla el centro psiquiátrico en el que reside la artista.

De hecho, se internó ella misma de forma voluntaria en el año 1977, y desde entonces crea y produce su arte desde esa particular residencia sanitaria.

Kusama durante su dilatada carrera, nació en 1929, ha trabajado numerosas disciplinas artísticas, desde la escritura a la pintura, la escultura, el mundo de la moda o las perfomances. Y en cualquiera de esos ámbitos se ha caracterizado por crear formas y patrones que se van repitiendo. Esto le vinculó por momentos al Pop Art, e incluso influyó en artistas como Andy Warhol o Claes Oldenburg, ya que durante mucho tiempo residió en Estados Unidos, desde 1957 hasta 1973.

Sin embargo, siempre tuvo una personalidad propia, y por ello también sus obras se han relacionado con el minimalismo, e incluso con el arte feminista. Esto último se vio unido al momento histórico, ya que acabando la década de los sesenta se acercó mucho a la cultura hippie, y no fue extraño que organizara arriesgadas happenings donde hacía unas particulares versiones de lo que hoy sería body painting, si bien ella pintaba cuerpos desnudos a partir de círculos de colores muy brillantes.

Unos círculos o lunares que son una verdadera constante en su obra, de hecho ya aparecen en sus dibujos de infancia. Porque ella concibe estos campos de lunares como “redes infinitas”, y le han acompañado a lo largo de toda su carrera, como podemos ver en la fotografía del Museo Yayoi Kusama que ilustra este post.

Es decir, en sus obras se dan cita muchas influencias, aquellas que ya hemos citado pero también otras propias del arte conceptual, o del surrealismo o del arte marginal. Y todo ello pasado por su propio tamiz personal, ya que suele darle a sus obras un intransferible toque autobiográfico. Una obras que en general están repletas de brillo y vitalidad, lo cual contrasta con sus problemas psíquicos ya que desde niña ha tenido alucinaciones e incluso sus obsesiones le han acercado al suicidio.