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Retablo de la Mejorada de Olmedo, Vasco de Zarza y Alonso Berruguete

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Retablo de la Mejorada de Olmedo, se ha convertido en una de las obras más destacadas de la escultura española del Renacimiento, en él no sólo se aprecian las formas claras y sencillas que dominaban los retablos de la época clasicista sino que además, han participado conjuntamente en su ejecución dos de los artistas más destacados de la época, el conocido escultor Alonso Berruguete y Vasco de la Zarza. Parece ser que en 1523, Doña Francisca de Zúñiga encargó a los escultores la realización de un retablo para el altar mayor del Monasterio de los Jerónimos de Nuestra Señora de Mejorada en Olmedo, Valladolid. La obra debía de estar acabada y colocada en Pascua del año 1526, un estrecho plazo que los artista cumplieron a pesar de las dificultades. Se trata de un retablo labrado en madera dorada y policromada.

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Vasco de la Zarza fue uno de los escultores más reconocidos en la Corona de Castilla a lo largo del siglo XVI; sus trabajos en la catedral de Ávila, de donde parece ser era oriundo, eran bien conocidos por los principales comitentes de la época por lo que no resulta extraño que el artista fuese elegido para trabajar en el retablo de Mejorada. Alonso Berruguete (1490 – 1561) fue por su parte uno de los escultores más reconocidos de su época, y el encargo de Olmedo pudo llegarle debido a su buena relación con la orden de los Jerónimos. Sea como fuere, lo cierto es que ambos artistas trabajaron juntos en el encargo hasta Septiembre de 1524 cuando repentinamente falleció Vasco de la Zarza; desde ese momento, Berruguete se hizo cargo de la conclusión del retablo.

Aunque el actual estado del retablo no es fiel al proyecto primigenio diseñado por los artistas –la calle central que contenía un grupo escultórico de Santa María y otro de San Jerónimo fue modificado en el renacimiento- en él aún se aprecia el espíritu clasicista de la composición. Se trata de un retablo estructurado en dos cuerpos y cinco calles, con la central más ancha que las laterales. El cuerpo inferior aparece apoyado en un banco o predela con sotobanco inferior.

Las escenas escultóricas son parte de una iconografía típica de los retablos narrando pasajes de la vida de Jesucristo y de María. Las escenas aparecen recogidas dentro de dos ciclos, por un lado un ciclo narrativo que acoge el Nacimiento de la Virgen María, la Anunciación, El Nacimiento de Jesucristo y la Adoración de los Magos; el segundo ciclo está basado en las historias de la Pasión con escenas como La Oración y Prendición en el Huerto, El Camino del Calvario, la Crucifixión cuya representación del Calvario se encontraba a cogida dentro de un ático semicircular que coronaba toda la composición y la Resurrección. Las escenas de la predela y el sotobanco completaban un programa iconográfico con diferentes advocaciones a santos y mártires.

En la actualidad el retablo se conserva en la Capilla de San Gregorio del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.