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Retablo Mayor de la Catedral de Huesca

Publicado por A. Cerra

Retablo Mayor de la Catedral de Huesca

El escultor Damián Forment (h. 1475 – 1540) para muchos investigadores es uno de los más grandes artistas que trabajó en la Corona de Aragón durante la primera mitad del siglo XVI, y lo es gracias a obras como esta de la Catedral de Huesca, y otras como por ejemplo el retablo precedente que hizo para la Basílica del Pilar en la cercana ciudad de Zaragoza.

De hecho, cuando recibe el encargo por parte de don Juan de Aragón de hacer el retablo oscense, por contrato se le obliga a que siga las pautas que él mismo había establecido en su obra de Pilar.

El encargo lo recibió en el año 1520, y al tratarse de una obra de enorme envergadura en la que se ha de invertir mucho tiempo, Damián Forment tiene que establecerse en Huesca con su familia, e incluso abrir allí su taller.

Y desde luego estuvo allí durante unos cuantos años, ya que el trabajo era de gran porte, además de que tenía unas clausulas de contrato bastante estrictas. Por ejemplo, se hablaba de las figuras que debían tener un tamaño lo más parecido posible al natural. No obstante, como suele ocurrir con este tipo de obras, la verdad es que la idea inicial también fue sufriendo cambios con la evolución del trabajo.

Aún así el resultado de este enorme retablo realizado en alabastro es realmente admirable. Es un gran conjunto escultórico compuesto por una zona baja que es el sotobanco, luego un banco doble que es la base de un gran cuerpo central dividido verticalmente en tres calles. Y por último en la zona más alta está lo que se llama el guardapolvo.

El sotobanco y la zona del banco es muy interesante por las escenas representadas sobre la Pasión de Cristo, pero es especialmente atractivo porque allí el artista incluyó dos medallones, en los cuales se autorretrató e incluyó un retrato de su hija Úrsula.

Mientras que el cuerpo central lo concibe como un monumental tríptico, donde cada una de sus calles o caras se dedica a una única escena. Esas escenas son el Camino del Calvario, la Crucifixión y el posterior Descendimiento.

Evidentemente hay un sinfín de figuras que se convierten en elementos casi arquitectónicos y ornamentales de las escenas importantes. Si bien siempre se trata de figuras que manifiestan el asombroso dominio técnico de este autor. Un gran maestro del trabajo en el alabastro. Un material de aspecto similar al mármol, aunque más sencillo de trabajar gracias a su menor dureza, una ventaja que para unas manos sin destreza puede ser un auténtico inconveniente, ya que su fragilidad puede provocar que se fracture y rompa fácilmente.