Retrato de Crisipo
Esta obra pertenece al periodo helenístico del arte de la Antigua Grecia, ya que el original se realizó en mármol hacia finales del siglo III antes de Cristo. No obstante, la copia que se conserva es posterior y se realizó en época romana. Hoy en día se salvaguarda en el Museo del Louvre de París.
El retrato de cuerpo entero alcanza una altura de 120 centímetros, es decir, es un retrato a tamaño natural, ya que el personaje se encuentra sentado. Representa un personaje estoico, representante de una de las corrientes filosóficas del momento. Lo vemos sentado, más bien postrado, y contando con los dedos de su mano derecha. Y en conjunto la figura transmite un carácter extrovertido y bastante comunicativo.
Existe otra copia romana realizada ahora en bronce, en el que se representa a otro importante personaje cultura. Es conocida como una representación del gran pensador romano Séneca, aunque es más que posible que en realidad se trate de un retrato imaginario de Hesiodo, junto a Homero uno de los padres de la literatura griega y occidental, realizado a comienzos del siglo II antes de Cristo.
En ambas obras, se puede observar como una de las corrientes del arte helenístico, la dedicada a los retratos opta por una vía naturalista de representar a los personajes. De ahí, que veamos al personaje con el pelo alborotado, o la plasmación de ojeras y arrugas en busca de un mayor realismo en el tallado.
Esto se puede apreciar en muchos otros retratos realizados en la época, aunque sean de personajes del pasado, como es el caso de una Cabeza de Homero que se debió hacer entre l siglo III y II antes de Cristo, donde se ven perfectamente su flacidez o sus arrugas, lo que no es impedimento para que el personaje posea una enorme dignidad.
En realidad no importaba tanto el parecido físico a esos grandes personajes históricos como reflejar su calidad espiritual o el momento psicológico que se elige para la representación.
Durante esta época el retrato alcanza una enorme importancia y los protagonistas no solo son figuras culturales del pasado o del presente, sino que también se hacen multitud de retratos a los gobernantes. Comenzando por los más importantes, como el retrato que el propio Lisipo realizó al gran Alejandro. No podía ser menos que el gran mandatario de la época fuera retratado por uno de los escultores más reputados del momento, Lisipo, autor del famoso Apoxiomenos.
Pero también se realizan otros muchos a gobernantes y políticos de menor categoría, como uno enorme que supera los dos metros de altura y que se conserva en el Museo Nacional de las Termas de Roma.