Spiral Jetty de Robert Smitshon
Robert Smithson (1938 – 1973) es uno de los grandes representantes de la corriente artística del Land Art. Pero en el caso de este creador, lo más particular es que muchas de sus obras tuvieron un carácter efímero, es decir, no nacieron con la vocación de integrarse en el paisaje y de alguna forma perdurar. Todo lo contrario, ya que estaban destinadas a desaparecer.
Y un ejemplo magnífico de ello es una de sus creaciones más emblemáticas: la Spiral Jetty que hizo entre 1969 y 1970 en el Gran Lago Salado del estado de Utah, Estados Unidos. Es uno de sus más grandes earthworks, esculturas que realizaba en la naturaleza y utilizando los materiales de ese entorno. Y es que esta obra llegó a ser una intervención que ocupaba cuatro hectáreas.
Hizo, obviamente con la ayuda de maquinaria pesada, una gigantesca espiral con rocas de basalto, sal y tierra de la zona y la colocó desde la orilla del lago hacia su interior, describiendo un giro en sentido contrario a las agujas del reloj. O sea que estaba destinada desde un primer momento a desparecer, ya que las mareas de ese Gran Lago Salado acabarían por borrar todo ese trabajo. Y así fue ocurriendo paulatinamente.
No obstante ocurrió un acontecimiento difícilmente predecible por parte de su creador. Más de 25 años después de su muerte, en 1999 hubo una importante sequía en la región y la estructura volvió a aflorar a la superficie, quedando de nuevo a la vista. Además cuando volvió a ser visible, la escultura había cambiado considerablemente su aspecto. Para empezar variando su color, ya que la sal del agua había provocado que el basalto originalmente negro se hubiera convertido en rocas blanquecinas. Mientras que el aspecto agreste y rocoso original se había suavizado enormemente con las constante acumulación de cieno.
Así que en el fondo no era tan efímera la escultura, lo cual da para jugar con los simbolismos ya que la forma de espiral siempre se ha relacionado con lo infinito y con lo eterno, al ser una forma vinculada por ejemplo a las conchas marinas o a las galaxias.
Pero como decíamos, esa reaparición fue inesperada, porque sin duda el objetivo de Smithson era que desapareciera. De hecho, él documentaba todo ese proceso. El autor con esta obra y con otras de sus intervenciones quería demostrar que la decadencia del arte y de nuestra civilización era inevitable, solo era cuestión de tiempo. Y no solo eso, sino que también quería reivindicar que esa decadencia podía tener un fuerte atractivo estético, algo que todo el mundo es capaz de comprobar al observar unas viejas ruinas arqueológicas y sentir cierta nostalgia.