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Toro de Wall Street

Publicado por A. Cerra

Bull charging de Wall Street

Estamos ante una obra realizada en bronce en 1989 por el artista italoamericano Arturo di Modica. Una obra que pesa más 3 tonelada y que hoy en día se ha convertido en todo un icono de la zona financiera de la isla de Manhattan en Nueva York, pero la historia que rodea a esta escultura es de lo más curiosa.

Para empezar porque fue di Modica quién la realizó por iniciativa propia y sin que mediara ningún encargo. Invirtiendo para ello una considerable cantidad de tiempo y de dinero. Y no solo eso, sino que la instaló sin permiso alguno frente a la Bolsa de Nueva York. Algo que ocurrió el 15 de diciembre de 1989, en pleno periodo navideño, ya que decidió colocarla precisamente bajo uno de los árboles de Navidad que se colocan por esas fechas.

Lógicamente, lo hizo gracias a una grúa y tras instalarla, él mismo se dedicó a repartir folletos con las razones de semejante acción. El caso es que toda la obra y el acto le costaron más de 300.000 dólares de la época. Aun así, en un principio el acto fue entendido por las autoridades como vandalismo, y ese mismo día el Toro de Wall Street fue requisado por la policia neoyorquina.

Pero el artista ya había conseguido su propósito que no era otro que levantar los ánimos de la población tras la crisis económica que había tenido lugar en 1987. Para ello creó esta escultura, cuyo título real es Bull charging o Toro embistiendo, que viene a ser una imagen de fuerza, de optimismo y de agresividad que lleve a una nueva prosperidad.

De ahí la elección de la postura atacante del toro, que dentro de los símbolos del mundo bursátil sería la postura más atrevida frente al otro gran símbolo que es el oso, de tono mucho más conservador. Algo que por ejemplo se puede en una de las principales bolsas de Europa, la de la ciudad alemana de Frankfurt, donde hay un grupo escultórico con El Toro y el Oso.

Pero volviendo a la obra de Arturo di Modica. Tras ser retirado el Bull charging de Wall Street, la presión popular hizo que fuera reubicado en algún otro lugar. De esta manera se decidió instalarlo en otro emplazamiento, concretamente en la zona Broadway.

Esa nueva ubicación no ha impedido que sea una especie de emblema del distrito financiero, además de un reclamo turístico de primer orden, ya que cada día se acercan hasta él numerosos viajeros que realizan el rito de tocarle, o bien un cuerno, o bien los testículos, de ahí que sean zonas extraordinariamente brillantes y pulidas.

Por cierto, el artista solo cedió su obra a la ciudad de Nueva York, en realidad seguía siendo suya, y se ha preocupado de explotar sus derechos de imagen. E incluso llegó a ponerla a la venta, siempre con la condición de que no se moviera de donde está actualmente.