Storm King Wall de Goldsworthy
El artista Andy Goldsworthy nacido en 1956 ha sido en las últimas décadas uno de los máximos representantes del Land Art, una corriente artística en la que las creaciones se integran en la naturaleza y no solo eso, sino que no tendrían ningún sentido sin ella.
Lo cierto es que gran parte de sus obras suelen tener un carácter efímero, sin embargo también ha realizado otras con un espíritu de permanencia, y una de ellas es esta que hizo en el Storm King Art Center. Esta es una institución que gestiona un amplio parque de escultura contemporánea en Mountainville, en el estado de Nueva York y en la cuenca del río Hudson.
Pues bien, Goldsworthy recibió en 1995 un encargo de su parte para producir una obra en ese parque. Y tras varias inspecciones del terreno, decidió acometer esta obra aprovechando los restos de un viejo muro de piedra que encontró entre el bosque. De ahí la denominación de la obra: Storm King Wall.
Con esa base proyectó que ese muro ruinoso se recreciese hasta los 90 centímetros de altura y se desarrollará serpenteante durante un recorrido de 695 metros de longitud. Es como la evolución del muro original, que fue destruido por la misma acción de la naturaleza y el paso del tiempo, es decir, por el abandono y porque las raíces de los propios árboles crecieron y lo destruyeron. Sin embargo, con la propuesta de Goldsworthy es como si volviera a la vida. Y con él plantea relaciones entre la madera y la piedra, o entre la verticalidad de los árboles y la horizontalidad del muro. Y por supuesto también es una obra en la que cobra mucha importancia la dimensión temporal, tanto desde el punto de vista de la variedad de estaciones del año como desde la idea del desarrollo y la evolución de un paraje natural.
Para realizar tal obra contó con la participación de unos constructores de origen británico que acudieron hasta aquí para levantar el muro con la técnica de la piedra seca. Es decir, piedra a piedra, sin argamasa, mortero, cal o cemento alguno que las una.
Todo ello se realizó con piedras del propio lugar, recogiendo más de 1.500 toneladas. Y el resultado simula que ese muro surge de la propia tierra, como si emergiera de ella y discurriera por la ladera para finalmente llegar hasta un lago, donde se hunde en el agua. En ese estanque se puede pensar que continua por el fondo, ya que de nuevo aparece en la otra orilla para cruzar una zona ahora sin arbolado y por fin acercarse a una carretera cercana, en el extremo del parque.
De este modo por sus dimensiones, y por su carácter de unir la naturaleza y la creación artística, esta intervención que tuvo lugar entre 1997 y 1998 se ha transformado en el verdadero símbolo del Storm King Art Center.