Vaso ceremonial de Warka
Podría parecer que, cuando hablamos de los saqueos de grandes obras de arte durante las guerras, nos estamos refiriendo a épocas pasadas donde los ejércitos actuaban sobre el patrimonio saqueado con total impunidad. Nada más lejos de la realidad, la obra que aquí analizamos fue robada durante el conflicto bélico de Irak en el año 2003 cuando se exhibía en el Museo Nacional de Irak; con todo, la obra fue devuelta unos meses más tarde durante un alto el fuego que tuvo lugar en junio de ese año. Sin embargo, la obra había sufrido un gran deterioro ya que su estado de conservación era muy delicado.
Nos encontramos ante una pieza de la época mesopotámica, concretamente en lo que los expertos han conocido como el último milenio del Calcolítico que tendría lugar entre los años 3800 y 3200 a.C. La obra fue hallada en unas excavaciones que se estaban realizando en el año 1940, en un recinto dedicado a la diosa del amor y la fertilidad, Inanna. Y este fue un gran descubrimiento ya que, según su catalogación, este vaso es una de las piezas mesopotámicas más antiguas que se han encontrado hasta el momento.
Se trata de un vaso ceremonial fabricado en alabastro y con relieves historiados, que presenta unos noventa y dos centímetros de altura y tiene forma campaniforme inversa. El cuerpo del vaso, está dividido en cuatro registros de los cuales, el superior es más ancho que los demás; en él se ha situado la figura de la diosa Inanna, de mayor tamaño que el resto de los personajes. La escena está relacionada con una ceremonia religiosa u ofrendas del ámbito de la agricultura.
En el registro inferior encontramos referencias al agua, con una especie de olas u ondas, que remiten a uno de los bienes más preciados para la agricultura y sobre ellos, plantaciones y juncos. En el siguiente nivel, hay una procesión de rebaños entre los que se encuentran ovejas y carneros, de especial importancia para los sumerios ya que eran la base de su ganadería.
El siguiente registro es una banda en blanco que sirve de separación y en el superior, aparece una ofrenda con un buen número de hombres desnudos que se dirigen al templo portando ofrendas, a medida que subimos de registro, el nivel social de los oferentes es mayor hasta que en la última banda encontramos a los reyes y dioses que acuden a venerara a la diosa de la fertilidad. Se puede reconocer a la diosa gracias a su simbología, dos cañas cruzadas, mientras un sirviente le ofrece un cuenco con frutas y detrás de éste un sacerdote le muestra sus respetos.
Sin lugar a dudas, la importancia de la pieza es excepcional ya que es la pieza más antigua en la que se relata una procesión y el culto a una deidad.