Verrocchio como escultor
Andrea del Verrocchio fue un artista florentino, maestro de Leonardo, Perugino y Botticelli, entre otros grandes artistas, y se dice que fue discípulo de Donatello, al que trató de emular. Al igual que Pollaiuolo comenzó su carrera artística como orfebre, pero pronto empezó a manifestar su talento en otras facetas de las consideradas como “artes mayores”, como la escultura o la pintura. Su primera obra en bronce mostró claramente su original personalidad. Se trata de la tumba de Giovanni y Piero, hijos de Cosimo de Medici, realizada en los años 1469-1472, en San Lorenzo, Florencia. Realizó un sencillo arco de medio punto que enmarca el sepulcro, semejante a los marcos de mármol de los palacios renacentistas. El sarcófago lo plantea sin la recargada decoración escultórica de otros escultores contemporáneos suyos, como por ejemplo el que hizo Desiderio da Settinagno para el sepulcro de Carlos Marsuppini en 1454 (Santa Croce, Florencia). El de Verrocchio es más espiritual en su interpretación, ya que aparecen largos entramados de follaje y flores, con plantas trepadoras en las esquinas, que simbolizan el retorno del cuerpo a la tierra, mientras el alma se eleva hacia el cielo, acentuando el tema con hojas de acanto que brotan del centro de la tumba y por dos cornucopias desbordantes de flores y frutas. El simbolismo clásico de la tumba se completa con la colocación de una celosía reticular que llega hasta el marco de la arcada, como si fuese acompañando al alma en su ascensión. Toda la decoración esculpida capta y emite cambiantes juegos de luz y sombra, acentuados cuando la luz incide directamente sobres ella. Se trata de un monumento que encaja a la perfección en la corte de Lorenzo el Magnífico, gustosa de plasmar los simbolismos neoplatónicos que tan en boga estuvieron gracias a la Academia florentina, en la que Marsilio ficino o Pico della Mirandolla dejaron su huella filosófica.
Tal vez sea en su escultura de bronce del “David”, donde la elegancia, el refinamiento y la exquisitez de la corte del Magnífico, quede plasmada con mayor nitidez e intensidad. Fue realizada en 1476 y se encuentra en el Bargello, Florencia. Presenta a un joven ágil, esbelto, elegante, con un rostro casi imberbe, cubierto por una ajustada armadura, que transparenta su anatomía, ya que se adhiere a su cuerpo como una segunda piel, semeja más bien un paje de la corte que el pastor bíblico. Su peso, descansa sobre una pierna, la derecha, doblando la izquierda, que aparece detrás de la cabeza cortada del gigante, es el contraposto clásico. En su brazo derecho esgrime una espada, mientras que el izquierdo lo apoya en la cintura. Cada uno de sus miembros se mueve en una dirección distinta, los hombros giran a derecha e izquierda, la cabeza se vuelve hacia su izquierda, la espada se aleja de su cuerpo. Los músculos del cuello están en tensión, por el súbito movimiento de torsión, lo que contribuye a crear al espectador que contempla la obra una sensación expectante, de percibir una energía nerviosa. La luz resbala a través de las superficies brillantes del cuerpo del muchacho, contribuyendo a la sensación de vida e inunda los rasgos de la cabeza de Goliat que aparece mostrando una última mueca de dolor. Se ha sugerido que la imagen de David pueda tratarse de un retrato del joven Leonardo da Vinci.
Uno de los retratos realizados en mármol que hizo, fue un busto conocido como la “Dama del ramillete”, hacia 1480. Presenta a la modelo en la postura clásica, de frente hasta la cintura mostrando los brazos y manos, modelando delicadamente su cabeza, bañando el rostro con el tacto de la luz al resbalar sobre el mismo, dejándolo contrastar con los bucles opacos que lo enmarcan. Las manos, grandes, pero finas y sensibles, los pliegues de diferente grosor de su túnica y cubre corsé, la sombra del pomo de flores reclinado en su escote, todos los detalles de la escultura nos remiten a una nueva manera de entender la escultura, diferente de otros contemporáneos, como por ejemplo de Laurana.
Pero, sin duda su obra más conocida fue la estatua del condottiero Colleoni en 1481. Se trata de una estatua ecuestre, tipología rescatada desde la Antigüedad por el genial Donatello en la del Gattamelata. De nuevo asistimos a la recuperación de la estatuaria pública, como en el mundo romano. Verrocchio nos presenta al militar y a su montura en una postura más arriesgada que la de Donatello, ya que el caballo aparece caminando, elevando una de sus patas delanteras, con el cuerpo avanzando, sujeto firmemente por las manos del jinete que, lo monta en gesto desafiante, moviéndose su cuerpo al compás del equino, con los hombros y cabeza girados, mostrando claramente el movimiento que se produce al caminar de montura y jinete. Destaca también el rostro, que muestra una gran energía y dotes de mando, como realmente corresponderían al caudillo militar.