La Duda de santo Tomás de Verrocchio
Esta escultura de bronce se puede ver en las calles de la ciudad italiana de Florencia situada en una de las hornacinas exteriores del céntrico edificio de Or Sanmichele, concretamente en la hornacina central que da a via Calzaiouli, la calle que une la plaza de la Signoria con el Duomo de Santa María de las Flores.
La realizó el escultor Andrea Verrocchio entre los años 1467 y 1483, por encargo del tribunal florentino de mercadería. Una de las grandes novedades que esta escultura aporta a la Historia del Arte es ver como la hornacina que cobija la obra es un elemento meramente circunstancial, ya que las figuras sobrepasan ese elemento. No hay más que ver como la figura de santo Tomás se sale de ese marco arquitectónico. En realidad es como si Verrocchio hubiera concebido la escultura como un objeto exento, de bulto redondo, es decir sin ceñirse a la arquitectura.
Esto es fruto de los procesos expresivos que desde el Gótico y hacia el Renacimiento van sufriendo el arte de la escultura, cada vez más expresiva, gracias a la incorporación y potenciación de los gestos de las figuras, como en este caso en el que santo Tomás parece que está subiendo un escalón para acercarse a Jesús.
Además que la figura del santo se salga de su marco, contribuye a una serie de efectos visuales, como la clara dicotomía entre el bronce de la obra y la piedra del edificio. Y otra prueba de que Verrocchio creó su grupo escultórico sin atenerse al marco de la hornacina se halla cuando se ve que toda la figura, todas sus caras han recibido el pulido del bronce, lo cual no era habitual en este tipo de obras, ya que ese costoso proceso de pulido solo se llevaba a cabo en las superficies que iban a quedar a la vista del espectador.
Sin embargo, al mismo tiempo la imagen que representa este grupo de dos figuras no se entiende sin esa precisa ubicación. En realidad, únicamente hay un punto de vista principal para la obra y el artista es capaz de aprovechar la arquitectura para colocar la figura de santo Tomás en un plano inferior a la de Jesús, aunque la altura material de ambos personajes sea la misma.
Verrocchio tuvo un gran prestigio en su época y es una figura clave para comprender como evolucionó la pintura y la escultura del Renacimiento florentino que alcanzaría su cenit con la generación siguiente de artistas entre los que estaban Rafael Sanzio, Miguel Ángel Buonarroti y Leonardo da Vinci, quién por cierto dio sus primeros pasos como artista siendo aprendiz en el propio taller de Verrocchio. Aunque el talento de Leonardo era tan grande que pronto despuntó en el taller e incluso hay obras de Verrocchio en las que los críticos e historiadores del arte ven como el aprendiz llega a influir en el maestro, tal es el caso de la escultura de mármol La Dama del ramillete que se conserva en el museo del Barghello, también en la ciudad de Florencia.