Voltaire según Houdon
Jean Antoine Houdon, nacido en Versalles en 1741 y muerto en París en 1828 está considerado el gran retratista del Neoclasicismo, unos retratos escultóricos, de rostros, bustos o de cuerpo entero que sirven para conocer a la perfección los rasgos de algunos de los grandes hombres de su tiempo.
Es un escultor cuyo estilo es plenamente del arte neoclásico, sin embargo su afán por mostrar en los retratos los aspectos más individuales de los personajes representados le acerca al estilo romántico, que sucedió, en realidad, convivió con las formas neoclásicas.
Fue un artista precoz, ya que su primera obra la realizó a la temprana edad de los 9 años. Por ello pronto comenzó a formarse sobre todo con el artista Jean Baptiste Pigalle, pero en 1764 se marchó a Roma para continuar con su formación y conocer de primera mano el arte clásico. Allí aprendió el gran dominio técnico que poseía para el arte de la escultura, y se encaminó principalmente hacia el arte del retrato, lo cual desarrolló abundantemente a su vuelta a Francia.
Hizo esculturas de personajes que fueron los grandes protagonistas intelectuales de la Ilustración como Diderot, D’Alambert o Rousseau. Pero también retrató a literatos como Moliere e incluso a políticos como Napoleón y su esposa María Antonieta. Y no su arte no solo se dedicó a representar personajes franceses, también hizo obras para mandatarios extranjeros como los presidentes norteamericanos Georges Washington o Benjamin Franklin.
Aunque sin duda uno de los personajes de los que hizo más obras fue del escritor Voltaire. Lo retrató en diversos momentos de su vida, y en poses y actitudes muy variadas. Nos lo presenta muy elegante, también anciano en su aspecto más personal. Lo representó en busto, de cuerpo completo, de pie, sentado, etc.
Pero en todas esas esculturas, fuera cual fuera el momento o la posición, fue capaz de mostrarnos a este personajes como lo que fue. El gran defensor de la razón, todo un talento de gran ingenio con una inteligencia muy penetrante para comprender el mundo de su tiempo, y al mismo tiempo profundamente capaz de sentir compasión. En definitiva, tal y como el propio Voltaire se nos muestra en sus obras literarias y filosóficas.