Mosaicos de la Catedral de Otranto
La isla italiana de Sicilia es uno de los lugares de ese país que mejores ejemplos de la arquitectura románica conserva, y más concretamente del estilo normando. Una buena muestra sería la Catedral de Monreale. Y otro sería el templo catedralicio de Otranto.
En Otranto se construyó su catedral entre los años 1080 y 1088, y en tan solo 8 años se levantó una iglesia imponente que tiene 25 metros de anchura por unos 54 de longitud. Si bien, hoy en día está muy transformada con añadidos posteriores.
Y además dentro del templo está la cripta, la cual es una obra portentosa de arquitectura bizantina sostenida por 42 columnas marmóreas.
Sin embargo, de entre todo el conjunto artístico de la Catedral de Otranto lo que la distingue de cualquier otro edificio es su pavimento con unos enormes mosaicos. Los cuales se realizarían entre los años 1163 y 1166 por un equipo de maestros musivarios dirigidos por un monje llamado Pantaleón.
Es una obra que podemos considerar como enciclopédica en su tiempo, ya que lo mismo aparecen escenas de la Biblia, que otras mitológicas o con personajes históricos y reales.
En cuanto a la escenas bíblicas, todas ellas son pertenecientes al Antiguo Testamento, ya que aparece la Expulsión del Paraíso, el arca de Noé o la Torre de Babel. Mientras que eso se compagina con escenas de dioses como Diana cazadora o un Atlante sosteniendo el mundo, e incluso un zodiaco.
Pero no acaban aquí los temas. También está representado Alejandro Magno con el Minotauro o las leyendas del rey Arturo.
Otro apartado muy interesante es su bestiario, con seres como un basilisco, un centauro, una sirena o un unicornio. También se puede reconocer a Satanás, que en este caso es negro pero con las alas blancas de ángel caído. Un Satanás muy gordo que está coronado y cabalga en un dragón.
En definitiva, estos mosaicos de la Catedral de Otranto son una obra de arte extraña pero apasionante, en la que se puede deducir que sus creadores trabajaron con total libertad y desarrollaron los temas a su antojo, eso sí, con la intención de dar una visión global de su mundo y sus creencias.