La Tauromaquia de Goya
La tercera de las grandes series de grabados de Francisco de Goya fue la de La Tauromaquia, realizada entre los años 1814 y 1816, precisamente en una época en la que el pintor sin llegar a pasar apuros económicos, lo cierto es que bajó mucho el volumen de encargos que recibía. Así que decidió crear estos grabados inspirados en las tradicionales corridas de toros, lo cual también consideró que tendría cierto tirón comercial y popular.
Fueron grabados realizados sobre plancha de cobre, y al igual que ocurre en otros grabados anteriores de Los Caprichos o Los Desastres de la Guerra se inspira en lo que él ha visto con sus propios ojos. Si bien en esta ocasión centrándose en algo que le gustaba mucho, ya que era muy aficionado a ir a las plazas de toros y hasta se le conocía en algunos ámbitos como “don Francisco el de los toros”.
No obstante, tal vez por tratar el tema con mucho realismo, sin adornos y ni demasiadas florituras, la verdad es que la serie de la Tauromaquia no logró alcanzar el éxito esperado. Aunque eso no significo que Francisco de Goya perdiera un ápice de su pasión por los festejos taurinos. Tanto es así que años más tarde y ya con la técnica de la litografía, o sea, grabados sobre piedra volvió a hacer una serie titulada Los toros de Burdeos, además de dedicar algún que otro lienzo al toreo.
En cambio, con el paso del tiempo la Tauromaquia goyesca se ha convertido en todo un referente de su arte y de su tiempo. Y es que Goya planteó la serie casi con un criterio enciclopédico o de manual para los aficionados a los toros, porque se dedicó a ilustrar todas las suertes y variedades de los festejos taurinos en esa época entre los siglos XVIII y XIX. Además de que casi a modo de cronista también dedicó algunas de las estampas a representar acontecimientos célebres e incluso toreros famosos con nombres y apellidos, a los que seguramente él vio actuar como espectador en diversas plazas de España.
El tema era muy habitual entre otros grabadores españoles, si bien se hacían tiradas que como mucho llegaban a las 20 estampas. Sin embargo, el proyecto de Goya era mucho más ambicioso y llegó a preparar trabajo para 50 imágenes y casi todas ellas se llegaron a grabar, pero al final la serie que salió al mercado constaba de 33 estampas, y además de un tamaño superior a otros trabajos. Algo que indica que se volcó con pasión en este proyecto y sin reparar demasiado en gastos.