Los desastres de la guerra, Goya
La destrucción y desolación que se instalan en un país que vive una guerra no tiene parangón, la muerte y la crueldad humana aparece en cada rincón y cada esquina para acabar con la moral de los ciudadanos, en este sentido los grabados que realiza Goya acerca de la Guerra de la Independencia española son una de las mejores muestras del horror que la guerra provoca en un país concreto.
Los orígenes de esta guerra se remontan a los primeros años del siglo XIX cuando el ejército francés de Napoleón Bonaparte atravesó la Península Ibérica para –en principio- llegar hasta Portugal, aliado con los ingleses. No obstante, la idea de Napoleón era bastante diferente al plan inicial y paulatinamente el ejército francés se fue haciendo con las ciudades y plazas más importantes de España para derrocar a los Borbones e instaurar un gobierno napoleónico. La población española se vio traicionada y luchó para recuperar su independencia.
En octubre de 1808 Francisco de Goya fue enviado desde Madrid a su Zaragoza nata para que recogiese los hechos acaecidos en Zaragoza durante el Sitio a Zaragoza. De camino el artista pudo observar el detrimento de un país abandonado a las garras de la guerra y desde entonces, el artista se convirtió en un auténtico cronista de los horrores de la guerra, de hecho algunos de sus lienzos más conocidos como La carga de los Mamelucos o Los fusilamientos del tres de Mayo están ambientados en las escenas de la guerra.
Goya, a través de su arte, logró capturar la esencia de la guerra, su brutalidad y su despiadada naturaleza. Sus grabados son un testimonio de la crueldad humana, una crítica a la violencia y una llamada a la reflexión sobre las consecuencias de la guerra. Cada grabado es una historia en sí misma, una visión de la guerra desde el punto de vista de los que la sufren, los ciudadanos comunes.
Los Desastres fue una serie creada en tiempos de guerra y ello se refleja incluso en los materiales utilizados, más pobres que en otras series como Los Caprichos, esta vez el artista la técnica del aguafuerte y el papel no parece ser de buena calidad. Según los expertos el artista debió recabar información en forma de bocetos –que se conservan en la actualidad en el Museo del Prado de Madrid- hasta 1810 año en el que el artista empezó a grabar.
Además de su valor artístico, los grabados de Goya son también una valiosa fuente histórica. Nos proporcionan una visión de la Guerra de la Independencia española desde una perspectiva única, la de un testigo directo de los acontecimientos. A través de sus grabados, Goya nos muestra la brutalidad de la guerra, la desesperación de la gente y la devastación de la tierra.
Según parece Goya hubo de terminar la serie en torno al año 1815, sin embargo algunas de sus piezas demasiado críticas con la monarquía absolutista de Fernando VII evitaron que los grabados se difundiesen hasta años después. En vida el artista tan solo imprimió dos series completas de Los Desastres de la Guerra, aunque ninguna de ellas se difundió abiertamente hasta que años después de la muerte de Goya, en 1963 la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando las publicase.
El conjunto de Los Desastres de la Guerra nos deja un total de ochenta y dos estampas en las que el artista acaba narrando no la crueldad del ejército francés sino la crueldad que la guerra supone para ambos bandos así como la devastación que sufre con ella un país. La serie es un testimonio de la capacidad de Goya para capturar la esencia de la guerra y su impacto en la sociedad, y sigue siendo una de las representaciones más poderosas y emotivas de la guerra en el arte.