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La señora Sabasa y García de Goya

Publicado por A. Cerra
La señora Sabasa y García de Goya

La señora Sabasa y García de Goya

Este retrato lo realizó el pintor español Francisco de Goya en Madrid en el año 1808, y en la actualidad se expone en la National Gallery de Washington.

Goya, tras realizar sus famosas obras de las Majas, estuvo durante un tiempo realizando una importante serie de retratos. Para él posaron la cantante Lorenza Correa, aristócratas como la Marquesa de Lazán o el Marqués de San Adrián, o el arquitecto Juan de Villanueva, artífice del Museo del Prado donde cuelgan tantas obras del pintor aragonés. Y entre esa serie de retratos destaca este en el que vemos a la hermosa Señora Sabasa y García.

Se trata de una obra en la que queda bien palpable la maestría pictórica que había alcanzado ya un sexagenario Goya. Y sobre todo es importante por el nivel de análisis psicológico que era capaz de alcanzar.

Vemos a la mujer en una postura erguida, con la cabeza levemente echada hacia atrás, con cierto toque de soberbia, y sin embargo al mismo nos transmite una sensación de melancolía gracias a la expresión de sus ojos y el pliegue de la boca.

La composición es la clásica de figura en tres cuartos, con las manos unidas en la parte inferior, y el rostro perfectamente enmarcado por un velo. Todo ello nos lo presenta en tonos marrones y bastante oscuros, y sin embargo pese a la oscuridad general, la joven mujer luce con mucho brillo sobre el fondo neutro tan apagado.

Destaca como nota de color el chal a base de motivos geométricos, y desde luego alcanzan un rotunda presencia las zonas más claras de la tela. Sobre todo las mangas, las transparencias del velo y la piel blanca del rostro. Ese rostro incluso alcanza más protagonismo por los rizos del cabello que caen sobre la frente, y por supuesto llaman la atención los puntos oscuros de sus ojos. En esa mirada Goya ha volcado todo su saber hacer.

Todo es extraordinariamente sencillo, sin que haya ningún tipo de decorado o de adornos accesorios. El retrato es toda una lección de cómo pintar los rasgos físicos, y hacerlo con un criterio de proporción y equilibrio. Pero no todo es academicismo, en la tela hay expresividad. Llega a dar la impresión estar viva la mujer, que respira y tiene sus propias contradicciones. Sin duda alguna, este es uno de los mejores ejemplos de la gran habilidad que Goya poseía para los retratos, tanto para los de grupo como su famosa obra de La familia de Carlos IV como para los individuales como el Retrato de Jovellanos.

Aunque un gigante de la historia del arte como Francisco de Goya destacó en cualquier género de la pintura, fueran retratos, paisajes, escenas históricas o pinturas de temática religiosa, sin olvidar sus obras más personales que realizaba sin que mediara encargo alguno, y donde se nos muestra como un artista sumamente libre e inclasificable.