Museo de Arte Contemporánea de Vigo (MARCO Vigo)

La necesidad de dotar a la ciudad de Vigo de infraestructuras de carácter cultural se halla en la base de la conversión de los espacios de los antiguos y abandonados Juzgados y cárcel de la ciudad en un museo de arte contemporáneo.

El edificio ya constaba de una concepción espacial que se adaptaba al concepto de museo, con un vestíbulo de acceso (o rotonda) que organizaba el espacio y del cual partían tres naves radiales (antiguas celdas derribadas) que dan lugar a cuatro patios abiertos. Este modelo de construcción originaria fue respetado en una remodelación llevada a cabo entre finales de 1999 y 2001, procediéndose a la inauguración del nuevo museo en el año de 2002.

El edificio se divide en varias plantas: infraestructuras necesarias para almacenaje, conservación y servicios administrativos en el sótano, instalaciones comerciales para el visitante en la planta baja, además del salón de actos y diversas salas de exposiciones temporales, pudiéndose encontrar el grueso de las colecciones en la planta primera. El museo consta además de una cuarta planta destinada a oficinas y un pequeño espacio anexo empleado como sala de proyectos.

Se ha conseguido un espacio muy bien adecuado a las funciones museísticas con una excelente distribución, pensada para favorecer el tránsito del visitante de una manera coherente y evitar las «contaminaciones». De esta manera, los espacios de trabajo del personal del centro quedan aislados del recorrido y éste a su vez no se verá interrumpido debido a la actividad interna del museo.