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Teatro-Museo Dalí

Publicado por A. Cerra

Teatro-Museo Dalí

A Salvador Dalí (1904 – 1989) se le considera uno de los grandes pintores del Surrealismo, pero lo cierto es que su creatividad desbordó esa disciplina artística y se adentró en caminos de la escultura y hasta del cine trabajando con grandes directores como Luis Buñuel o con Walt Disney.

No obstante, como siempre ocurre en Dalí, él quiso dar un paso más allá y hasta se atrevió con el mundo de la decoración y la reconstrucción arquitectónica de un edificio. Eso hizo en su pueblo natal, la localidad catalana de Figueras, donde se involucró en la creación del Teatro Museo que llevaría su nombre y que se acabó por convertir en el objeto surrealista más grande de cuantos ideó, e incluso el más grande del planeta. Además de ser con el tiempo uno de los museos más visitados de España y de toda Europa.

Su creación surgió a partir de una petición del alcalde de Figueras al propio Dalí. Le pidió en los años 60 que les donará varias obras suyas para exponerlas en la sala de un museo municipal, sin embargo el pintor de consolidada fama internacional no quiso donar obras solamente y se comprometió a hacer todo un museo. Una obra que acabaría inaugurándose en 1974.

Para ello eligió las ruinas del antiguo teatro municipal. El edificio neoclásico de mediados del siglo XIX que estaba prácticamente en ruinas tras la Guerra Civil. Sin embargo Dalí se empeñó en recuperarlo, argumentando que él mismo era un artista muy teatral, además de que así se situaría justo enfrente de la iglesia donde había sido bautizado, y por si fuera poco precisamente en el vestíbulo del viejo teatro había expuesto sus primeras obras de juventud.

No fue fácil la reconstrucción del inmueble por motivos económicos. Pero lo cierto es que el artista desde el primer momento participó muy activamente no solo en la búsqueda de apoyos, sino también en el diseño de todas las salas y fachadas del edificio. Solo así se comprende su singular aspecto.

En el interior ninguna pared es igual a otra. Cada espacio tiene sus peculiaridades y caprichos muy del gusto daliniano y surrealista. De hecho más allá de lo expuesto, ni más ni menos que 1.500 obras de Dalí, todo el espacio recrea los estilos y fases del pintor, con especial protagonismo de sus iconos surrealistas. Algo que alcanza su cénit en el aspecto externo. Se trata de una fachada poblada por cerámicas que recrean el típico pan de la región, así como también hay maniquíes y unos huevos blancos y gigantescos en la parte alta.

Y desde luego llama la cúpula geodésica de su parte central. Una cúpula que diseñó el arquitecto de Emilio Pérez Piñeiro, mientras que el resto de proyecto fue dirigido por Joaquim de Ros i de Ramis y Alejando Bonaterra. Eso sí con la estrecha y constante colaboración de Salvador Dalí.