Lucha de San Jorge y el dragón, Rubens
La obra de San Jorge matando al dragón es una pintura realizada en óleo sobre lienzo por el artista Pedro Pablo Rubens. Esta pieza que bien podría ser la ilustración de un cuento infantil o la protagonista de una temática mitológica es pese a lo que en un principio pueda parecer, una obra de carácter religioso. La pieza que en la actualidad se encuentra expuesta en el Museo del Prado de Madrid pertenece a las obras de juvetud del artista y es una de sus composiciones más originales donde se puede aprecia tanto la influencia que la pintura italiana tendrá para el artista como los inicios de una carrera pictórica muy personal donde Rubens ya se muestra como uno de los grandes maestros del dibujo del siglo XVII.
Pedro Pablo Rubens (1577 – 1640) es una de las figuras artísticas más destacadas de la pintura Barroca. Rubens es sin lugar el mejor representante de la escuela flamenca del Barroco. Hijo de un abogado, el artista comenzó su formación en el taller de algunos artistas locales de los que poco pudo aprender; el hecho más destacble para su carrera fue con toda seguridad, el viaje que el artista realizó a Italia a principios del siglo XVII. En este periodo Rubens trabajó para el Duque de Mantua, Vicenzo Gonzaga y con toda seguridad, el lienzo que aquí nos ocupa debió ser realizado en esta época.
La escena representa una de las hazañas más destacadas de San Jorge, un santo muy popular que ha sido utilizado en múltiples ocasiones como inspiración para los artistas de todas las épocas. En realidad, no son muchos los datos que se tienen acerca del santo, parece ser que pudo nacer en la región de Capadocia y fue soldado. La escena que aquí nos ocupa trascurre en un pequeño pueblo de su región natal donde un dragón asolaba a los habitantes del pueblo. Éstos para saciar su hambre le entregaban dos corderos pero cuando los animales empezaban a escasear le entregaron una joven junto con un cordero a la que el santo salvó de una muerte segura acabando con el dragón.
En el lienzo el artista capta la violencia de la escena, el dragón agachado y retorcido en primer término abre la boca para arrancarse con sus propias manos la lanza que lo atraviesa. Mientras un poderoso corcel blanco se encabrita y sus crines se agitan en el aire, en el corcel se hace evidente la influencia de los estudios de Leonardo da Vinci sobre los caballos que seguramente el artista pudo conocer durante su estancia en Italia. De la misma manera, parece evidente la influencia de Miguel Ángel en la rotundidad de las figuras con una marcada musculatura que les otorgan un aspecto volumétrico de gran embergadura. Completando la escena, aparece en último plano la joven a la que San Jorge acaba de salvar que incrédula mira al santo derrotar a su captor mientras sostiene por la pata a un corderillo asustado.
El artista hace una gran gala de su dominio del dibujo con multitud de detalles en la escena a la vez que se aprecia un cierto tenebrismo en la composición lumínica del lienzo.