San Jorge y el dragón de Uccello
Con este mismo tema existen dos versiones realizadas el pintor italiano Paolo Uccello. Una, la que vemos aquí que fue realizada entre los años 1430 y 1435 con la pintura al temple sobre tabla y que es una de las obras maestras que atesora el Museo Jacquemart-André de París. Y hay otra versión, pero que en este caso posee la National Gallery de Londres. Si bien, ambos cuadros es innegable que sean de Uccello ya que la atmósfera de ensueño que rodea a los personajes en típica de este autor y también se puede ver en otras de sus creaciones como la célebre Batalla de San Romano.
También es muy habitual en los cuadros de este pintor del Renacimiento florentino que juegue con elementos de la Edad Media combinados con otros más propios de la pintura del Quattrocento. Por ejemplo, aquí vemos que la cresta del dragón que va a ser alanceado por San Jorge podría inspirarse fácilmente en los ventanales góticos. O que la princesa que va a ser salvada parece un busto en forma de medallón de los que eran habituales en las iglesias. Sin embargo, todo ello lo integra en un paisaje de aires un tanto surrealistas pero que a él le sirve para introducir el concepto de perspectiva en la tabla.
Por cierto se trata de una perspectiva bastante compleja, ya que en el centro de la tabla y sirviendo de fondo a la escena de la lanza, aparece una gran roca, que sería la morada del dragón. Esta roca divide en dos el fondo, y en cada una de esas partes hay una perspectiva diferente y distinto punto de fuga. Mientras que en el lado izquierdo se ven unos huertos que proponen de forma geométrica la idea de lejanía hacia el fondo, donde se encuentra la ciudad, en el lado derecho, se ve menos paisaje, y se trataría del monte, el cual además tiene una línea del horizonte más baja.
A lo largo de la historia del arte son innumerables las representaciones que ha habido de San Jorge y el dragón, tanto en pintura como en escultura, así como en otras artes decorativas. Y es curioso, ya que pese a la santidad del personaje, lo cierto es que se trata de un mito de origen oriental, que en occidente se conoció sobre todo gracias a La Leyenda Dorada de Jacobo de la Voragine. Un relato que nos cuenta que el dragón tenía atemorizada a una ciudad, y para apaciguar su maldad, regularmente los ciudadanos le ofrecían una víctima humana en sacrificio.
El azar hizo que un día le tocará ser sacrificada a la hija del rey, pero esta fue salvada en el último momento por San Jorge, que llegó para alancear a ese fantástico animal. Un hecho que además sirvió para que toda la ciudad se convirtiera al Cristianismo.