Arte
Inicio Pintura, Renacimiento San Jorge y el dragón, Tintoretto

San Jorge y el dragón, Tintoretto

Publicado por Laura Prieto Fernández

Durante el Renacimiento Italia se encumbró como la cima de la pintura en su época, la renovación por la antigüedad hacía que el país fuera lugar de paso obligado para todo el interesado en el mundo del arte. Sin embargo, dentro de la cuna de la pintura hubo en la misma época dos escuelas bien diferenciadas: por un lado, encontramos a la escuela romana en la que el dibujo tenía supremacía sobre el color y, por otro lado, la escuela veneciana en la que el color era la máxima obligada a la hora de componer un lienzo. La obra que aquí analizamos forma parte sin lugar a dudas, de esa segunda escuela ya que la composición del lienzo se ha trabajado a través del color.

San Jorge luchando contra el Dragón es un pequeño óleo sobre lienzo realizado por el artista veneciano Tintoretto (1518- 1594) cuyo verdadero nombre era Jacopo Camin y que había sido uno de los máximos representantes del renacimiento veneciano junto a otras figuras tan destacadas como Veronese o Tiziano. Tintoretto recibió el apodo de El Furioso por su pintura rápida y composiciones dinámicas que anticipan la estética barroca posterior.

Entre 15150 y 1560, no se sabe la fecha con exactitud, el artista veneciano realizó la obra que aquí analizamos, se trata de un pequeño óleo sobre lienzo que apenas mide un metro de ancho y metro y medio de alto. Debido a sus pequeñas dimensiones se considera que la pieza debía de ser un cuadro de devoción, es decir un lienzo destinado a la capilla privada de algún noble y que invitase a la oración. La primera vez que se tuvieron noticias del lienzo fue en la colección de la familia Correr a mediados del siglo XVII, aunque no se sabe con exactitud si Tintoretto lo pintó para ellos. Sea como fuere lo cierto es que a día de hoy el lienzo se exhibe en la National Gallery de Londres.

La obra representa a San Jorge salvando a la princesa de ser devorada por un dragón; una temática inspirada en la Leyenda dorada de Jacopo la Vorágine. La composición de la obra se realiza por medio de llamativos colores que llevan al espectador desde la princesa que huye despavorida en primer plano hasta el fondo de la composición.