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Adoración de los Reyes Magos de Spranger

Publicado por A. Cerra

Adoración de los Reyes Magos de Spranger

Este lienzo pintado al óleo forma parte de la colección de pintura de artistas flamencos de la National Gallery de Londres, ya que se trata de una obra que realizó el artista Bartholomeus Spranger, nacido en Amberes en 1546 y que falleció en el 1611.

El cuadro de la Adoración de los Reyes Magos lo llevó a cabo hacia el año 1595, si bien estamos ante un creador que muestra sus orígenes, la verdad es que su arte también es fruto de una intensa trayectoria vital que le llevó lejos de su tierra natal, por lo que tiene un carácter más cosmopolita.

De hecho, adscribir su obra al Manierismo, ya que permaneció entre 1565 y 1575 en Italia, y allí conoció la obra de los grandes maestros que desarrollaron ese estilo como es caso de Bronzino, Parmigianino o Correggio, al que admiró enormemente.

Pero tras esa estancia italiana viajó a Viena, donde fue nombrado pintor de corte del emperador austriaco Rodolfo II. Y cuando la capital del imperio se trasladó a Praga, obviamente él también se fue para allá.

En esa corte realizó muchos trabajos. Entre otras cosas ordenó las colecciones imperiales y fue tremendamente influyente en asuntos decorativos. Además para el emperador le realizó muchas pinturas de carácter erótico, a las que tan aficionado era Rodolfo II.

Sin embargo, en este caso le encargó una obra de temática religiosa ya que se la pensaba regalar al Príncipe-Obispo de Bamberg.

Como decíamos, su arte es muy cosmpolita y de variadas influencias, pero siempre hay elementos que recuerdan sus orígenes flamencos. Y en esta tela lo podemos comprobar. Por ejemplo, los pastores que se ven, evocan inmediatamente a este tipo de personajes del norte de Europa, así como los detalles que se aprecian en los regalos de orfebrería que portan los Reyes Magos hay que enmarcarlos dentro del gusto por lo minucioso que siempre ha tenido el arte flamenco y artistas como Pieter Brueghel o Jan Gossaert.

No obstante, eso no dejan de ser elementos a sumar al tono general de la tela. Estamos ante una escena de carácter monumental, sin duda muy del gusto del arte manierista italiano. Un atmósfera muy ampulosa que tiene poco que ver con el relato del Nuevo Testamento, pero que hay que entenderlo en el contexto cortesano, imperial y palaciego en el que se creó la obra.

Un ambiente que era muy del gusto del artista y con el que se sentía plenamente identificado y satisfacía sus ansias de protagonismo. Prueba de ello es que se supone que se autorretrató en esta obra, porque se piensa que dio su rostro al rey pelirrojo. Mientras que su firma también es propia de una persona con mucho ego, ya que a los pies del rey negro se ve su complicada firma y la información de que nació en Amberes y es pintor de Su Sacra Majestad el Emperador.