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Autorretrato con collar de espinas y colibrí de Frida Kahlo

Publicado por A. Cerra

Autorretrato con collar de espinas y colibrí de Frida Kahlo

La obra pictórica de la mexicana Frida Kahlo (1907 – 1954) se organiza a partir de decenas de autorretratos que nos muestran prácticamente todas las vicisitudes de su tortuosa biografía. Y en ese sentido, esta obra de 1940 es paradigmática. No solo por la imagen de este cuadro que guarda el Harry Ramson Center de Austin en Texas, EE.UU., sino incluso el título plasma lo dura que fue su existencia.

A través de los más de 50 autorretratos que se hizo Frida Kahlo nos dejó constancia tanto de su estado mental como del físico, así como de sus circunstancias en distintos momentos de la vida. Sin olvidar la comodidad para hacerlos, ya que tras el accidente que sufrió de joven, los dolores le obligaban a pasar días y hasta horas postrada en la cama, de forma que pintarse a sí misma era cómodo y se aprovechaba a sí misma como modelo para incorporar símbolos e iconos de la tradición, religión y cultura mexicana.

Si nos fijamos en las fechas de este lienzo, 1940, se comprueba que ese año se divorció de Diego Rivera, con quien se volvería a casar después. Pero además también fue el año en el que fue asesinado Leon Trotsky, una de sus aventuras amorosas más conocidas.

En ese contexto es más fácil entender esa especie de icono religioso en el que se convierte a sí misma. Un icono sufriente pero también orgulloso de su identidad. Su rostro inconfundible es el centro de la pintura y nos mira directamente. Es una mirada dura, de dolor y angustia, pero también transmite su inquebrantable capacidad de resistencia.

Además, es importante destacar la presencia del colibrí en el collar de espinas. En la cultura mexicana, el colibrí es considerado un mensajero de los dioses y un símbolo de resurrección. Sin embargo, en este cuadro, el colibrí está muerto, lo que podría interpretarse como una representación de la muerte de su relación con Diego Rivera.

Por otra parte, siempre se representa orgullosa de sus orígenes mexicanos y también del mestizaje del que es heredera. Muy relacionada con la identificación nacional es la vegetación exuberante que la rodea, la cual al mismo tiempo casi actúa como una especie de aureola para el personaje, que además está sobrevolado por mariposas y libélulas, símbolos tradicionales de resurrección o reencarnación.

Pero no son los únicos animales. Está el gato negro sobre un hombro, un mal presagio, y que parece que se va a lanzar sobre el colibrí de centro. O está el mono en el otro hombro. El hecho es que Frida adoraba los animales desde siempre, pero mucho más desde que descubrió que le sería imposible ser madre, por eso es muy habitual que se represente rodeado de fauna.

No obstante, en este caso el colibrí que forma parte del collar está muerto. Esta ave tropical es símbolo del amor, pero la separación de Diego Rivera era muy reciente. De ahí el dolor que representa el pájaro y también ese collar de espinas, que la relaciona con la corona de espinas cristianas. Si bien también se puede interpretar como el enraizamiento con su tierra y su cultura. En definitiva, un cuadro que reúne todos los códigos e ideas habituales en la producción de Frida.

En este autorretrato, Frida Kahlo también hace uso de la técnica del surrealismo, un movimiento artístico que se caracteriza por la representación de imágenes oníricas y elementos fantásticos. Aunque Kahlo rechazó ser etiquetada como surrealista, es innegable que su obra contiene elementos de este movimiento, como la representación de sueños, el uso de simbolismo y la exploración de la psique humana.

Además, en este cuadro, Kahlo también hace uso de la técnica del realismo mágico, que se caracteriza por la representación de la realidad con un toque de fantasía y misterio. Este estilo se refleja en la representación detallada y realista de su rostro y su cuerpo, contrastando con los elementos fantásticos y simbólicos que la rodean, como el collar de espinas, el colibrí muerto y los animales que la rodean.

Este cuadro es un testimonio del dolor y la lucha de Frida Kahlo, pero también de su fuerza y resistencia. A través de su arte, Kahlo fue capaz de transformar su sufrimiento en belleza, y su obra sigue siendo una fuente de inspiración para artistas y admiradores de todo el mundo.