Barcas en el puerto de Collioure de Derain
Este lienzo pintado con la técnica del óleo lo realizó el artista André Derain en el año 1905, y en la actualidad la obra está en posesión de la Royal Academy of Arte de Londres.
Se trata de una obra de formato más bien pequeño (38 x 46 cm) realizado en el propio pueblo francés de Collioure, una población mediterránea, prácticamente vecina a la frontera entre el país galo y España. Hasta allí llegó Derain para veranear en 1905 invitado por su amigo Henri Matisse, quién también nos ha legado varias obras inspiradas en esa localidad costera.
Rápidamente, Derain quedó enamorado de la luz de Collioure y pintaban ambos juntos, por lo que la influencia de Matisse se nota en las obras de Derain. De él tomó el uso de una paleta de colores muy saturados y brillantes, como vemos en esta obra de Barcas en el puerto de Collioure. Pero no se trata de un estilo en el que solo juega un importante papel el color, característica propia del Fauvismo, sino que además Derain plasma con ello las sensaciones que le transmiten esos paisajes.
A partir del uso de llamativas y fuertes tonalidades, nos presenta la pequeña playa de esta población en un rojo muy intenso, lo que comunica de forma inmediata el calor de esta costa y la fuerza del sol del verano. Algo realmente sorprendente, ya que la representación más habitual de una playa se había hecho siempre basándose en los colores amarillos y cremas.
Y en cuanto al colorido de las barcas, les aplica igualmente manchas de color muy vivo, lo que no quiere decir que las barcas de Collioure fueran realmente así, sino que de ese modo las veía Derain. Para entender estos juegos cromáticos hay que conocer el pensamiento del artista, quién en una ocasión dijo: “La sombra es todo un mundo de claridad y luminosidad, que contrasta con la luz del sol; esto se conoce como reflejos”.
Al contemplar esta obra cualquier espectador experimenta contrastes de carácter simultáneo. Los valores de color van cambiando en función de los tonos que se tienen más próximos. A modo de ejemplo, se puede apreciar que los amarillos son mucho más brillantes cuando están junto al azul que cuando aparecen pegados a los tonos rojos.
Toda la escena está bañada por la fuerza de la luz del sol, que cae a plomo sobre el mar, la playa y las montañas del fondo que marcan el horizonte. El verde frío del agua contrasta con la potencia roja de la playa, y en el lateral izquierdo vemos las barcas que reflejan el sol con un amarillo saturado.
Hay detalles muy interesantes para ver el estudio de los colores que representan estos primeros años de la pintura fauvista. Por ejemplo la barca del primer plano proyecta una sombra en azul oscuro y también verde para contrastar como color complementario al de la playa. O en el caso de la figura que está de pie en el lateral derecho la ha silueteado con una línea azul. No es el dibujo de esa figura humana sino un elemento que sirve para realzar la luminosidad.